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La soga al cuello

La silente Mónica

Si cuenta con papel, lápiz y goma, y está sometido a una disciplina estricta, un hombre es en la práctica una máquina universal. Alan Turing.

No va pasar nada, -dijo el profeta- mientras todos corrían en direcciones opuestas como gallinas sin cabeza. Es sabido que cuando una gallina es decapitada, a veces su cuerpo suele levantarse y correr para chocar con algún obstáculo y vuelve a caer provocando el estupor de quien no conoce el fenómeno. Después de atestiguar cómo a pesar de todos los esfuerzos, mecanismos de presión y gestiones políticas el INE y el TRIFE despojaron al odiado Félix Salgado Macedonio de su candidatura legítima al gobierno de Guerrero, venimos a enterarnos que Mónica Liliana Rangel estaba infecta del mismo mal, esa perniciosa actitud rebelde de ocultar sus gastos de precampaña.

La doctora Mónica -como gusta que le llamen- se sabía en peligro apenas se suscitaron los eventos que derivaron en el conflicto actual de Morena contra el INE. Ella afirmaba que su situación era distinta del caso Salgado Macedonio, el haberse inscrito en una segunda convocatoria emitida por el comité ejecutivo nacional del partido cuando se determinó que sería para una mujer la candidatura cambió el escenario. Ni siquiera tuvo oportunidad de mandar imprimir unos volantes cuando ya le estaban entregando la postulación.

Sin embargo, con una clara intención de trastornar en ambiente político en la entidad, los sagaces investigadores del INE buscaron hasta debajo de las piedras, revisaron las bolsas de basura de Mónica Liliana, “estalkearon” sus perfiles de redes sociales y hasta le preguntaron a los vecinos si la señora andaba actuando rara. Por fin encontraron algo, una imagen publicada en el perfil de Facebook de Mónica Liliana Rangel con su nombre en letras grandes y una fotografía, en la parte inferior, con letras minúsculas, una línea de texto pidiendo a los militantes de Morena que le dieran su confianza.

Sin duda los detectives del INE no son tontos, en esa breve búsqueda descubrieron lo que muchos ignorábamos, la razón por la que Mónica obtuvo la candidatura es porque miles de potosinos simpatizantes con Morena conocieron de ese post y cuando aleatoriamente seiscientos de ellos recibieron la llamada de la encuestadora que contrató el CEN se vieron influenciados y terminaron apoyando la propuesta de la ex secretaria de salud. No se percataron que estaban siendo manipulados.

Acto seguido había que cuantificar el grado de la omisión al no reportar al INE los gastos onerosos que seguramente Mónica Liliana debió desembolsar por su trapacería, la unidad de fiscalización del INE determinó que la señora candidata gastó casi un cuarto de millón de pesos solo en el diseño del cartel, más lo que Facebook le haya facturado por difundir una publicación que regularmente es gratuita, a menos que se quiera pagar para propagar masivamente el virus de la cuarta transformación. Igual y el INE exagera un poco el costo de lo que cualquier adolescente puede hacer con una aplicación gratuita de celular.

En un ánimo rigorista (y chingativo) los investigadores del INE prepararon semejante expediente de 300 páginas que cualquier pasante de derecho habría concluido en una tarde y resumido en dos páginas (carátula incluida). Al parecer se gastó más en papel el instituto nacional electoral en elaborar su informe, que lo que invirtió de tiempo algún asistente de la candidata para elaborar el banner impugnado. En su defensa Mónica debió separarse del despacho chilango que pretendía hacer “copy paste” a los argumentos fallidos que sellaron el funesto destino de Félix Salgado. Ahí con la pena, pero Mario Delgado se quedó con sus recomendados al calce.

De alguna forma la respuesta siempre estuvo ahí, pero nadie pudo verla, Mónica Liliana hubo de presentar por ventanilla el famoso informe financiero que tantos cadáveres políticos dejó esta temporada, total, mejor que te multen por extemporaneidad a que te sancionen por omiso, mentiroso y socarrón. Como decía don Hermenegildo L. Torres, famoso filósofo regiomontano: es más fácil reconocer que uno es pendejo, que tratar de demostrar lo contrario.

Por ahí se atribuye la operación política un personaje degradado a personero y gestor de simpatías que ha llegado como refuerzo a la campaña de Mónica Liliana Rangel, el otrora respetable político, ex senador de la República, ex subsecretario de gobernación, ex diputado local y ex dirigente del PRI en San Luis Potosí, se ha visto forzado a ofrecer sus servicios como jefe de logística y encomendero, busca mantener vigencia en el ámbito político local, en caso de que no se logre la sexta plurinominal federal de la segunda circunscripción donde lo anotaron en segunda línea y detrás de un funesto ladrón de banqueta, cual única gracia fue tener unos tatuajes de muy escaso sentido estético.

Cuando ya todos estaban entrando en pánico, sobre todo los integrantes de la coalición “si por San Luis” que tienen pavor de quedarse a solas con el pollo Ricardo Gallardo Cardona, providencialmente apareció un tuit del consejero Ciro Murayama anunciando que porque tanto escándalo, que se iba a investigar la filtración del expediente que generó todo el alboroto y que doña Mónica no debía preocuparse más que por estar en tercer lugar en las encuestas. “Vieran dicho antes”, ya para entonces se habían rasgado las vestiduras desde el dirigente Mario Delgado y hasta el presidente Andrés Manuel López Obrador se había desgañitado en su función de la mañana frente a la prensa y el mundo.

Tal parece que en este entuerto la doctora fue la única que se mantuvo impertérrita, ecuánime, como quien se prepara para una venganza y disfruta la expectativa del momento. A veces la señora da más miedo cuando sonríe que cuando frunce el ceño. Tal vez nadie lo ha notado pero casi la totalidad de su equipo de campaña son hombres, incluido el marido que se ha convertido en un operador más a disposición de su majestad. Sin duda hay una huella patológica muy clara, la señora es una dominadora y disfruta la interacción con sus subordinados. Al término de cualquier charla, ella decide. A diferencia de sus contrincantes, Mónica Liliana no se deja manipular por sus colaboradores, Octavio y el pollo cuentan con “gente de confianza”, y son rehenes de sus consejos tanto como de sus propios vicios, pasiones y miedos, la señora desconfía de todos, hasta de su pareja sentimental y no dudará en prescindir de cualquiera o quemar las naves si se siente expuesta. Y eso incluye al gobernador Juan Manuel Carreras López, cualquier titubeo y el séptimo año del “güero” será un infierno.

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