Los candidatos morenistas a refrendarse
El seis de junio por fin terminan las elecciones en nuestro país. Tendremos ya luego de ese día un poco de tranquilidad y nos libraremos de las carotas de cientos de políticos que prometen y prometen y nada.
Apenas han pasado tres años del avasallador triunfo de Andrés Manuel López Obrador y su partido MORENA y quién luego de casi 18 años en campaña logró acceder a la Presidencia de la República. Harto terco el “Peje” batalló, pero llegó.
En ese entonces, diversas figuras políticas de la entidad y de todo el país, aprovecharon el efecto MORENA – Peje, y gracias a una cascada de votos, lograron llegar al poder.
Hoy las cosas son diferentes y los candidatos de MORENA no contarán con la foto del Presidente López Obrador en la boleta electoral de este seis de junio, lo que en definitiva evitará que esa cascada de votos sean aprovechada como en el año 2018.
Aún y cuando la marca MORENA supone un importante número de votos cautivos gracias a la figura presidencial, las cosas no serán tan sencillas en esta ocasión para los candidatos de tal instituto político.
Es un hecho que Andrés Manuel cuenta aún con millones de simpatizantes que, a lo largo de estos casi tres años lo han ensalzado a pesar de su egolatría y de su manera muy peculiar de ejercer el poder.
Casi dictatorial consideran algunos de sus críticos. En su reino morenista presidencial sólo López Obrador tiene la razón. La verdad absoluta pues.
Todos los días muy temprano en sus ya famosas mañaneras nos lo demuestra.
A nivel estatal, MORENA enfrentó serios conflictos en la postulación de sus candidatos.
Agarró figuras de distintos partidos y los abanderó. El mejor ejemplo es la aspirante al Gobierno, Monica Liliana Rangel ex secretaria de Salud en la administración priísta deJuan Manuel Carreras.
Rangel llegó duramente cuestionada por no venir de las bases morenistas y aunque inició una campaña cuesta arriba y con múltiples señalamientos por corrupción principalmente por el manejo de miles de millones en la pandemia del COVID-19, hoy tal parece que está en la pelea por llegar a la primera magistratura del estado.
Enfrente tiene al candidato del PRI-PAN-PRD-Conciencia Popular, Octavio Pedroza Gaitán y a Ricardo Gallardo Cardona abanderado por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y del PT.
A unos días de la elección existen una decena de encuestas que según el candidato que las presume, dan como claro triunfador a uno u a otro. Monica gana en unas. Octavio en otras y el apodado Pollo en las suyas. Es decir que hoy, todos afirman contar con una tendencia irreversible para el día seis de junio.
Un análisis más serio nos indica que, los tres candidatos van muy de cerca en la preferencia del voto y se habla de una raquítica diferencia de 2 a 4 puntos porcentuales, al traducir a números se estaría hablando de 10 a 20 mil
sufragios aproximadamente.
Es decir que a escasos días de la culminación de la contienda electoral, no hay nada para nadie y dicen los politólogos (si es que los hay) que todo se definirá en la movilización el seis de junio. ¿Qué significa esto? Que pues aquel candidato o candidata que invierta mayores recursos en llevar a su gente a votar. Será el ganador.
Mónica Rangel parece que avanza. Mientras que Octavio va a la baja y Gallardo está estancado luego de iniciar con un par de años de anticipación su campaña. Viene los cierres de cada candidato donde se supone mostrarán el músculo.
El próximo seis de junio, los ciudadanos tenemos una enorme responsabilidad de votar
con conciencia. Hay que analizar los perfiles de los candidatos. Su trayectoria en el servicio público. Sus señalamientos por corrupción. En fin una diversidad de aspectos que, si tomamos en cuenta, pueden ayudarnos a elegir mejor.
Recuerde usted estimado lector, que nos esperan 3 y 6 años aún muy complicados en el tema económico por la pandemia del COVID. Así que, a salir a sufragar de una forma razonada y que diosito nos ampare y nos envíe autoridades ya no excelentes, tan solo un poco mejor que la actual bola de bandidos que tenemos en los Ayuntamientos, en los Congresos y en el Gobierno del Estado.
Sea por Dios.