Genaro García Luna, motivos para temblar

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Genaro García Luna, el súper policía, el Zar de la seguridad en los sexenios de los panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón ha sido detenido en Texas. Su arresto ha hecho retemblar a muchos en todo México, y, sí, en tierras potosinas.

García Luna vivía en un modesto departamento de una sola recámara en Dallas, Texas, según reportan algunos periodistas en Estados Unidos. Pero la noticia de su detención impacta en mucha, mucha gente de México, del extranjero y por supuesto, en territorio potosino.

Autor de “La guerra contra el narco” que sabemos cuando comenzó pero no cuando terminará, García Luna es inclusive protagonista de media docena de series de Netflix, Nat Geo y otras empresas productoras de historias del crimen organizado.

San Luis Potosí, por su posición estratégica, ha sido paso de todo en la historia de nuestro país. Aquí somos testigos de los tráficos de todo tipo: personas, armas, droga, contrabando y todo lo que se les ocurra.

En la era García Luna, en el gobierno de Felipe Calderón, San Luis Potosí era considerado uno de los Estados más seguros del país, se ubicaba entre el tres y el cinco aunque, en la época del comisario, Miguel Naya Guerrero, llegó a ser el Estado más seguro de México, allá por el sexenio del gobernador priísta, Fernando Silva Nieto.

Marcelo de los Santos vivió en su sexenio tres secuestros de empresarios de alto nivel; al tiempo se ha sabido que fueron víctimas de una banda de profesionales que, sí, tenía que ver con García Luna y su círculo cercano.

San Luis Potosí debe tener algo especial que a los capos les ha gustado para vivir o para descansar. Existen leyendas urbanas que aseguran que un hijo del chapo estudió en la Facultad de Derecho de la UASLP sin que nadie se diera cuenta y se dice que tenía ranchos por todo el territorio potosino.

Se sabe con certeza de la presencia de los zetas que, con permiso del gobernador, Fernando Toranzo, vivían en el Altiplano y en la Huasteca. Ellos instauraron en nuestro Estado la crueldad y la violencia extrema, las extorsiones, los levantones y los secuestros exprés.

Pusieron de moda las “tableadas” (golpes en las nalgas con una tabla, un bat o un palo de madera) a los integrantes de la organización – en ocasiones hasta la muerte- para escarmentarlos por algún error. Las ejecuciones a sangre fría y la tortura inmisericorde a sus enemigos además grabadas en video eran su sello.

Ellos, con la protección del Toranzato, también asombraron a los potosinos con los decapitados, los desmembrados, los embolsados y cómo olvidar la ejecución del agente del ICE, Jaime Zapata, en la carretera a México cerca de Santa María del Río, en Febrero del 2011.

Pero volviendo a Genaro García Luna, con quien comenzaron los tiempos de terror e inseguridad para los mexicanos y para los potosinos, se sabe que consideraba a San Luis Potosí una zona segura así que trajo a su familia para que vivieran en la capital potosina.

Hay que decir que sus hermanos y su madre procuraban vivir con discreción, en bajo perfil. En aquellos ayeres el secretario de Seguridad era el comisario, Marco Antonio Novella Juárez, amigo personal de García Luna, y Víctor Hugo Ramos, también cercano a García Luna, ocupaba la dirección de la Policía Ministerial.

Tras la ejecución del entonces director de Seguridad Pública del Estado, Jaime Flores Escamilla, Novella se fue, pero se quedó. Fue el consejero directo del matrimonio Toranzo en materia de seguridad. El resto de la sangrienta historia en San Luis Potosí, todos la conocemos.

Víctor Hugo Ramos, a quien los policías le adjudicaron algunas ejecuciones extrajudiciales se refugió en la Ciudad de México. Lo arroparon los gobiernos perredistas de la capital del país.

San Luis Potosí quedará en la historia de la guerra contra el narco porque fue aquí donde se le vio vivo por última vez a Juan Camilo Mouriño, el primer secretario de Gobernación con Felipe Calderón, antes del accidente aéreo que terminó con su vida, con la del zar antidrogas, Santiago Vasconcelos y cinco funcionarios más de la Secretaría de Gobernación, aquel 4 de Noviembre del 2008.

Aquel día, Juan Camilo dio arranque al operativo “Bienvenido Paisano” en un evento que se realizó en la carretera a Matehuala. Vasconcelos se sentó a mitad del sillerío con los brazos abiertos, nadie imaginó que horas después perdería la vida junto al hombre más cercano a Calderón, en un accidente aéreo que marcó la administración panista porque hubo al menos dos accidentes más donde fallecieron titulares de despacho, entre ellos Ramon Martín Huerta que también había sido secretario de Seguridad.

En aquel tiempo se dijo que “el Chapo” Guzmán estaba en San Luis Potosí. Rumores aseguraban que le gustaba divertirse en los tabledance de la carretera a México, muy de moda en ese momento. Se decía que solía llegar, cerraba los lugares y todo era gratis para los que estuvieran presentes.

Aquel 4 de Noviembre, la presencia de Vasconcelos desató la imaginación de muchos, años después, las versiones de la calle se confirmarían. El entonces zar antidrogas habría venido a territorio potosino a entrevistarse con “el Chapo” quien había implementado una cacería en su contra; le atribuía la detención de uno de sus hijos en un centro comercial en Guadalajara.

De regreso a la Ciudad de México, el avión se accidentó poco antes de llegar al aeropuerto, los enemigos de García Luna concluyeron que no se trató de un atentado del narco sino de “fuego amigo” procedente del poderoso titular de la Secretaría de Seguridad. El presidente decidió arropar a García, le dio todo el poder.

García Luna ha sido detenido en Estados Unidos, creo que muchos tienen razones para ponerse nerviosos. Y para quienes tengan oportunidad, les recomiendo el libro “Una Novela Criminal” de Jorge Volpi. Ahí encontrarán muchas claves que explican lo que ahora pasa con el autor de la «guerra contra el narco» que ha cobrado miles de vidas, ha empoderado a otros, enriquecido a unos cuantos y construido una cultura de sangre y miedo entre los mexicanos.

P.D.1.- A inicios de diciembre en el Centro de Convenciones de San Luis Potosí se realizó una comida con motivo de la toma de protesta del nuevo dirigente estatal de COPARMEX, Julio César Galindo Pérez. Hubo entre los comensales un hombre muy incómodo: Joel Armendáriz. La historia de la que es protagonista el ex presidente de la Asociación Potosina de Tenis tiene que ver con violencia de género, con pornografía, abusos sexuales contra secretarias, trabajadoras domésticas. Un secreto a voces entre la «gente bien» de San Luis Potosí, capaz de callar por salvar las apariencias. El hombre tiene una orden de restricción para acercarse a su ex esposa y víctima, Marianela Villanueva. Pues ni el secretario de seguridad, Jaime Pineda, ni el Fiscal, Federico Garza, ni el presidente del Poder Judicial, Almazán Cué, tuvieron los arrestos necesarios para pedirle que se retirara del lugar. Toda la bola de cobardes se hicieron de la vista gorda. Les tenemos la historia completa. Esperen noticias.

P.D.2.- En SEDUVOP, la salida de tres funcionarios se convierte en una bomba de tiempo para el gobierno. Quienes armaron la estrategia para despedirlos, no tuvieron el cuidado de revisar la ley y ahora están metidos en un lío laboral, político y sí, tienen a tres eras heridas dispuestas a revelar los secretos más terribles de don Polo Stevens Amaro. ¿Pero qué necesidad?

P.D.3.- El que logró reunir a un buen número de políticos fuertes en su informe legislativo, fue el diputado Rolando Hervert Lara. Uno de los asistentes que levantó rumores fue el empresario Fernando Pérez Espinoza «Calolo», ex candidato a gobernador, ex diputado y ahora padrino del proyecto de Sebastián Pérez a la alcaldía capitalina en el 2021. Pérez, igual que Xavier Nava, no se han querido aliar al PAN pero espera el milagro de que le ofrezcan la candidatura.

P.D.4.- Y ya que andamos por los rumbos del Ayuntamiento, en los pasillos de la UAM se rumora que Xavier Nava no encuentra la forma de correr a su director de obras, Marco Antonio Uribe Ávila; salió más tranza que todos sus antecesores juntos. Esperen la historia.

Hasta la próxima.

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