Habitantes de Santa María del Río denunciaron presuntas agresiones, malos tratos y malversación de recursos al interior del anexo “Sirviendo a Dios”, ubicado a la entrada de la localidad. De acuerdo con los señalamientos, en el inmueble se habrían registrado episodios de violencia contra personas internadas, así como prácticas administrativas poco claras.
Las denuncias reavivaron el debate sobre el funcionamiento de los anexos en la región, espacios que operan con distintos modelos de atención para personas con adicciones. Especialistas consultados señalan que la operación de estos centros es heterogénea: algunos cuentan con personal capacitado y protocolos definidos, mientras que otros carecen de supervisión formal, lo que aumenta el riesgo de irregularidades.
En este contexto, se advierte que la regulación y vigilancia de los anexos es limitada, permitiendo la existencia tanto de modelos con enfoques terapéuticos estructurados como de lugares donde se reportan prácticas disciplinarias extremas que podrían derivar en abusos físicos, emocionales o económicos. Por ello, no es posible generalizar que todos operen bajo las mismas condiciones.
De acuerdo con especialistas, un centro de rehabilitación adecuado debe mantener lineamientos mínimos como instalaciones salubres, personal formado para la atención, protocolos de tratamiento claros, comunicación con familiares y transparencia en los cobros. La ausencia de estas condiciones representa un riesgo para las personas internadas.
Autoridades municipales y de salud han sido exhortadas a verificar las condiciones del anexo señalado y determinar si cumple con los requisitos básicos de operación y respeto a los derechos de quienes reciben atención en ese lugar.
