Otomíes protestan ante irregularidades en la Unidad de Asuntos Indígenas
En Oaxaca los preescolares indígenas subsisten sin contar con el número de docentes apropiado y sin tener salones propios, trabajando en espacios prestados e incluso en casas particulares.
La falta de maestros y las carencias en las escuelas indígenas es resultado del uso político de los pueblos, coinciden expertos; “en campañas, hablan de la defensa de los pueblos, pero en la realidad no existe”.
De acuerdo con el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), 46.7% de estas escuelas que atienden a alumnos de dos o tres grados son unitarias, es decir, son atendidos por un solo docente, mientras que en los preescolares generales sólo 27.2% presenta esta condición.
En primaria, casi dos terceras partes (63.2%) de las escuelas del servicio indígena eran multigrado, es decir, que contaban con máximo tres docentes, en tanto que esto ocurría sólo para una tercera parte (36.3%) de las primarias generales.
David Sandoval Domínguez, subdirector jurídico de la Dirección General de Educación de los Pueblos Originarios (DGEPO) de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), sostiene que la falta de maestros y las carencias en las escuelas indígenas es resultado del uso político de los pueblos. Hace falta, dice, atención real a comunidades.
¡Oaxaca y sus precios en aumento! ¡La inflación más grande de México!
“Desde el sismo, las escuelas han quedado abandonadas. Incluso con el programa de La Escuela es Nuestra no es insuficiente; algunas están saliendo con este programa, pero son años de rezago en infraestructura”.
Según datos del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), en la entidad se atiende en el nivel de preescolar indígena a 72 mil 886 infantes en mil 903 escuelas, mientras que en primaria indígena suman 117 mil 876 estudiantes en mil 788 planteles.
La profesora Teresa Rodríguez, subdirectora operativa de la DGEPO, indica que las peores condiciones se encuentran en la educación inicial y en la que se atiende a niños de cero a tres años, junto con sus madres.
En este nivel de la educación indígena, explica, no se cuenta con ningún tipo de infraestructura propia y tienen que impartir las clases en espacios prestados, ya sea en la casa comunal, casa ejidal, en un aula de otro nivel educativo o incluso en casas particulares, porque “no hay de otra”. Además, la energía eléctrica deben pagarla los padres de familia porque el gobierno se ha deslindado de esta responsabilidad. “No es que queramos encerrar a los niños en el aula, pero sí hay la necesidad de tenerlos en un espacio adecuado (…) Son los padres de familia quienes tienen que aportar una mesa, una silla, para que los niños puedan estar trabajando”, dice.