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La soga al cuello

Juego de damas, es de villanas Tanquianeros de Tanquián, piden PAN y no les dan.

San Luis Capital

En otra época hubiera sido impensable que serían mujeres quienes llevarían la política potosina al siguiente nivel, igual que en todo el país, esos menesteres siempre fueron cosa de hombres. Ellas sólo eran accesorios, premiadas por algún servicio a la causa o por favores especiales, complicidades o incluso excentricidades. Luego vino el tiempo de la simulación, “las juanitas”, de lo más vergonzoso que ha habido en la historia de México. Obligados por las circunstancias los partidos se vieron rebasados y debieron ir cediendo espacios hasta ajustar la paridad al menos en las listas de representación proporcional, después, el derecho electoral mexicano avanzaría hasta validar la proporción de equidad en las candidaturas directas a los cargos de elección popular, entiéndase eso que le llaman la paridad horizontal. Ya por último se tuvo que dividir por bloques en el caso de los municipios para evitar que los partidos políticos postulen mujeres en los municipios de menor población y por ende no tan importantes, porque hasta en eso escatiman los muy miserables. Las mentes más brillantes de este país dijeron que quizás no estábamos preparados para que gobiernen las mujeres, y ahora hasta la presidencia de la república está en manos de Claudia Sheinbaum Pardo.

Curiosamente la mayor amenaza para el movimiento no proviene de los hombres, o bueno sí, pero al menos no de los que se consideran heterosexuales, -aunque quién sabe- estoy confundido por culpa de ese maldito alcalde del municipio de Venado, San Luis Potosí. Resulta que la única opción para poder contender por el logotipo del partido verde era volverse mujer, y entenderán ustedes amables lectores que ya previo al registro no había tiempo para hacerse una cirugía de cambio de sexo, que además de dolorosa es peligrosa, y la recuperación complicada, larga y psicológicamente todo un trauma, después de todo, es una mutilación del cuerpo. Imaginen la alegría de “Reyitos” cuando se enteró que según la legislación electoral basta con una carta bajo protesta de decir verdad donde el candidato manifieste que se siente, se identifica y se considera una mujer a partir del día manifestado por escrito a la autoridad electoral. No importa si un día antes y todos los anteriores se manifestará en su cuenta de Facebook y en la cantina del pueblo como un macho, hecho y derecho, con pelo en pecho, borracho, pendenciero y jugador. José Reyes Martínez Rojas es un farsante, y ya nada más faltaría que diga que ahora ya le gustan las mujeres de nuevo, porque descubrió repentinamente su lesbianismo.

En serio, yo ya no puedo con tanta hipocresía y falsedad, pero sobretodo con tanta estupidez, para empezar de los ciudadanos que se prestan a estos juegos maniqueístas, de la autoridad electoral, los partidos políticos, los tribunales especializados en materia electoral y hasta de los grupos, colectivos y luchadoras sociales que hicieron voto de silencio mientras el partido verde se orinaba sobre los postulados de la lucha feminista. Porque, además, esa falsa mujer conocida por el mote de “Reyitos”, está usurpando un espacio por el cual hubo mujeres que murieron para obtener ese derecho. Los mariachis callaron. Ya quisiera ver si los integrantes del movimiento LGTBQ+ tuvieran un espacio garantizado por ley, si habrían querido cederlo para un macho ambicioso que con tal de llenar un simple requisito se amaneciera con la firme convicción de participar en un concurso de drag Queens. Les confieso que ahorita ya no conozco en qué parte de la evolución vamos, pero estoy seguro de que pronto estaremos concediendo a humanos el derecho a casarse legalmente con sus mascotas, o tal vez, legalizando la zoofilia. Actualmente la asociación estadounidense de psiquiatría enumera el comportamiento de tener sexo con animales como un comportamiento parafílico, pero no puede ser diagnosticado como un trastorno mental. Y aun así no falta quien defienda la conducta alegando una supuesta incomprensión basada en prejuicios como el alemán Michael Kiok promotor del movimiento ZETA (siglas en alemán), “asociación de compromiso zoófilo por la tolerancia y la claridad”.

Pero ya ni me acuerdo porque les estaba platicando esto, pero… ah sí, ya sé, el caso es que tres mujeres dirigen el destino político de los potosinos, Sara Rocha Medina por el revolucionario institucional (PRI), Verónica Rodríguez Hernández por acción nacional (PAN) y Rita Ozalia Rodríguez por el movimiento de regeneración nacional (MORENA). Ah bueno, y también el movimiento ciudadano (MC) con Adriana Marvelly Costanzo Rangel que, aunque no es completamente la líder, si comparte el poder con Marco Gama Basarte, por su parte el partido verde (PV) que tiene como presidente a Eloy Franklin Sarabia que es toda una dama, tipo excéntrico, de carácter irascible y muy voluble, un día de estos nos dará la sorpresa, pero hasta entonces no es un sodomita declarado, dejémoslo así. No vaya a ser que me acusen de violencia política multigénero por andar de confuso y socarrón.

Y aquí es donde yo respondo cuando me pregunto: ¿para qué querían la igualdad? Lo primero que hicieron fue imitar las malas mañas de los hombres. Por ejemplo, en el PAN, ya quedó para el ocho de diciembre la fecha de la elección de la dirigencia estatal, la senadora Verónica Rodríguez se apuntó para la reelección después de un fallido periodo donde casi culmina el trabajo que venía haciendo su mentor Xavier Azuara Zúñiga, no dejar piedra sobre piedra de la herencia panista que quedó intestada. La contienda será a puerta cerrada, el universo electivo se reduce a menos de cien privilegiados que integran el consejo político estatal. En teoría la senadora de la república Verónica Rodríguez debería ganar, -presume contar con 60 votos- pero aún no se siente segura, al parecer el patrocinador de la familia Azuara abrió la chequera y… como decía la gente de antes: ablanda más el dinero que el cebo. Se habla de cantidades ridículas que se estarían ofertando para obtener un solo voto, de cien mil pesos para arriba. Verónica Rodríguez también trae el respaldo de dos patrocinadores, aunque la verdad no parece que quieran entrar a la subasta de la dignidad, entre que son muy “cuentachiles” y otra que la candidata no quiere reconocer que trae mucha infantería en su equipo, pero ningún general.

Por su parte a Sara Rocha del PRI se le fue la lengua, en un breve intercambio de frases, un reportero le sacó una declaración que además de poco seria, es patética, resulta que ella está bien “puesta quince segundos” como los gallos cuando van al matadero. Es muy cierto que posiblemente la próxima elección sólo admitirá aspirantes del género femenino, pero ya sería demasiado que el alcalde capitalino Enrique Galindo Ceballos meta su “cartita” al consejo estatal electoral y de participación ciudadana, con la novedad de que -igualito que el Reyitos– ya le pueden ir llamando Enriqueta. Así que no Sara Rocha, no subestimes a los priístas, aunque cada día son menos, tampoco son idiotas, no votarían por ti, aunque fueras la última coca cola en el desierto, el último cigarrillo en prisión o la última bendición de Dios antes del día del juicio final. La presidencia del comité directivo estatal del PRI ya no junta veinte personas, aunque les pague el desayuno y traiga de gira una amiga chilanga disfrazada de conferencista.

En Morena la cosa es distinta, la hermana de la hermana, esa si trae para repartir. Rita Ozalia tiene más poder del que algún día imaginó y dos años de gracia para hacerse de un nombre, su caso es distinto, no debe equivocarse y los titubeos salen muy caros. Aunque parezca que falta mucho para la elección de 2027, los siguientes dos años se van a ir como en un suspiro, agregue usted que en 2025 nuevamente iremos a elecciones y que, de no contar con una estructura electoral eficaz, en sus narices le van a meter jueves y magistrados por doquier. La misión es titánica, y no solo por la complejidad del proceso inédito, sino porque deberá participar desde las nominaciones y podría ser su debut y despedida como jefa de operaciones de la cuarta transformación en el estado. Rita Ozalia se enreda en la maraña de complotistas de barrio pobre que hay en Morena, la familia disfuncional a la que llama partido no es algo que le quite el sueño a nadie, su clase política son inexpertos y veleidosos. La verdad es que Morena es un cúmulo de aldeanos peleándose unas cuantas televisiones de oferta en el Aurrerá de la colonia en la venta del buen fin. Podría citar algunos de los personajes más destacados de la clase política morenista, pero estoy seguro de que usted amable lector, nunca ha escuchado hablar de ellos, sería ocioso. Es cuánto.

Sea pues Rita Ozalia, como le dijo el oráculo al César: cuídate de los Idus de Marzo. Dispara primero y averigua después.

@gandhiantipatro

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