De los planes de desarrollo y ordenamiento urbano que discuten sin fin en Cabildo, la autoridad que los validará una vez aprobados ya ha emitidos algunas opiniones. Y advierten riesgos de inundaciones, contaminación y hasta fallas geológicas.
Arrastrar la aprobación de planes de desarrollo de la ciudad en medio de conflictos político-partidistas no da el mejor escenario para confiar en el resultado.
Si la naturaleza del proyecto ya es complicada por sí misma, además de la trayectoria histórica de omisiones, componendas y negocios a medida que han dejado los planes urbanos, diversos intereses inmobiliarios, políticos, electorales, técnicos y en muy poca medida de interés común, conforman una macedonia difícil de tragar para la ciudad.
Por su parte. la Secretaría de Desarrollo Urbano, Vivienda y Obra Pública del Estado, la que por ley validará los planes, ya ha hecho observaciones a los proyectos inmobiliarios y de obra presentados para armar los documentos.
LAS DUDAS DE GOBIERNO
El secretario de Desarrollo Urbano, Vivienda y Obras Públicas de Gobierno del Estado, Leopoldo Stevens, envió algunas de estas opiniones técnicas a Fernando Torre Silva, director del Implan, el 10 de octubre de 2019.
De un proyecto de vivienda campestre identificado como Tierra Viva, señala que “podría alentar la ocupación por desarrollos habitacionales en su entorno, e inclusive tender a incrementar su densidad en el futuro”.
Se colige que la ubicación es cercana a la presa San José, pues hace la observación de “una escorrentía que aporta a la presa San José, por lo que sería necesario respetar su paso mediante una franja de amortiguamiento”.
Evalúa también una ampliación a Catâra, en la delegación de Pozos, señala que “el uso de suelo es agropecuario”, por lo que se recomienda hacer una evaluación de la zona para la designación propia del uso de suelo. Apunta como necesaria un análisis de aptitud urbana, incluidos factores como “disponibilidad de agua, distancia al trabajo, costos de desarrollo y riesgos para el asentamiento humano (inundaciones por mencionar algunos)”.
Precisamente para Villa de Pozos, Seduvop solicita que la conexión entre las carreteras federales 57 y 70, una obra pública, sea una vialidad primaria que comunique los desarrollos habitacionales de la zona, actualmente dispersos, y “genere un corredor urbano a lo largo de la misma”. Esa vialidad, precisa Seduvop, debe tener la capacidad de alojar el flujo vehicular generado en las zonas que comunica y por el mismo corredor urbano, tanto para los autos particulares como para el transporte público y los modos no motorizados.
A partir de la Norma Oficial Mexicana para la construcción de Vialidades, el oficio de Seduvop recuerda “es necesario construir ‘calle completa’, es decir, una calle que incluya a todos los usuarios del transporte público, de todas las edades y con todo tipo de habilidades motoras”.
SAN LUIS INUNDABLE
Del proyecto que Seduvop identifica como “El Peñón” (Gran Peñón), el dictamen menciona que “se ubica en un sitio conflictivo para la coexistencia de los usos habitacional e industrial, así como para la integración con la estructura urbana de la ciudad”. Y en el aspecto ambiental, asienta que “el territorio está muy comprometido con la sustentabilidad hídrica de la ciudad, además su ocupación derivaría en graves riesgos para las zonas del valle”.
Seduvop señala como necesario “un estudio de aptitud del suelo para determinar la existencia de áreas aptas para asentamientos humanos”, así como para descartar zonas que están afectadas porque pertenecen “a la zona de recarga del acuífero”, tienen una pendiente superior al 15%, tienen “bellezas naturales (cualquiera que sea el concepto de tal cosa) o elementos que conforman el equilibrio ecológico”; presentan fallas o fracturas y que el tipo de suelo requiere grandes inversiones e infraestructura para abrir vialidades
Según el documento, “debe considerarse que la urbanización del pie de monte de la Sierra de San Miguelito incrementará los problemas de inundación en las zonas bajas del valle, al generar mayores escurrimientos pluviales y con una mayor velocidad de caída. Por la ubicación de predio y las condiciones de la microcuenca a la que pertenece, la zona afectada por el incremento de escurrimientos pluviales es en primera instancia la Zona Industrial, agravando aún más los problemas de inundaciones que ya padece”.
Urbanistas señalan que en una pendiente natural sin urbanizar, escurre un 30% del agua de lluvia; pavimentada, en esa misma superficie el escurrimiento puede convertirse en una bajada de hasta 70%, con riesgo para zonas bajas habitadas, sobre todo si el drenaje pluvial no es adecuado, o no lo hay.
El dictamen sigue: “La ubicación del proyecto del Peñón en el contexto general de la ciudad, colindando con la Zona Industrial, provocaría que esta última quedara inmersa entre zonas habitacionales, cuando por ley son usos de suelo que deben mantenerse separados (art. 139 fracción IV LOTDUSLP). Además, considerando que los vientos dominantes provienen del Este, acarrean hacia la sierra, que es la zona del proyecto, los contaminantes generados por la actividad industrial, que en este caso corresponde a la zona clasificada como industria pesada, que aloja empresas dedicadas en su mayoría a los procesos metalmecánico, y que aún bajo las normas de control, producen efectos nocivos en materia de ruidos, olores, vibraciones, humos y polvos contaminantes”.
En los mismos términos habla de un Centro Urbano El Pedregal. Asienta que “el proyecto por su funcionamiento y magnitud, rebasa las capacidades de la infraestructura o de los servicios públicos de la zona donde se pretende ubicar.”
Destaca que Chapultepec ya está saturada en las horas de máxima demanda, al igual que su crucero con Periférico Sur, y considerando que ambas vías ocupan el ancho completo de su derecho de vía, existen pocas posibilidades de ampliar su capacidad para absorber un incremento en el volumen vehicular.
SAN MIGUELITO
Respecto del territorio en el pie de monte de la Sierra de San Miguelito y de su intención de urbanizarlo, opina, entre otras cosas, que “al urbanizar el pie de monte de la Sierra de San Miguelito se incrementa el escurrimiento del agua pluvial hacia el valle, generando mayores inundaciones al área urbana, esta condición de riesgo se acrecienta con el cambio climático y las lluvias torrenciales”.
Sostiene que “no se consideran adecuados para la urbanización los terrenos que excedan el 15% de pendiente en su topografía”. Y recomienda “identificar los áreas y sitios afectados por fallas y fracturas geológicas en esta zona, considerando que es un tipo de riesgo que se ha activado en años recientes a causa de la sobre explotación del acuífero, y que por su naturaleza son fenómenos irreversibles”.
Advierte la necesidad de “evitar la urbanización a lo largo de estas zonas. Los nuevos desarrollos que se plantean en el pie de monte de la Sierra de San Miguelito, hasta Escalerillas, deben considerar el fenómeno de reactivación de las fallas geológicas, causando un fuerte fracturamiento preferencial”, del noroeste al sureste.
Si los planes ya resolvieron esas dudas, se verá cuando los aprueben, si es que priman los criterios técnicos por encima de otros intereses y cargas emotivas innecesarias.
VAN DE NUEVO. De los quince diputados federales potosinos, la más
numerosa bancada tunera en San Lázaro, una docena buscarán la reelección,
según las cartas de intención presentadas ante la propia Cámara de Diputados
y el INE.
ENTRE SER Y PODER. En algunos casos, los priistas y algunos panistas, la
permanencia ya es un trato cerrado con sus dirigencias nacionales; en la
mayoría, es a cuenta y riesgo de sus propios haberes políticos, buenos algunos
con toda pública constancia; inexistentes o producto de su desbordada
autoestima, en muchos más. Falta lo que logren convencer a sus dirigencias,
que la verdad se duda mucho que se guíen por criterios de resultados,
representación popular y aportaciones.
LOS “AMARRADOS”. De los que se da por repeticiones atadas ya en sus
dirigencias centrales, los priistas Sarah Rocha Medina (distrito I) y Óscar
Bautista (III), así como el panista y plurinominal Xavier Azuara Zúñiga. Sarah
y Xavier son vicepresidentes de la Mesa Directiva en San Lázaro. En los casos
priistas, desde luego, si se confirman, faltaría lo que expresen los votantes en
sus distritos; en el de Azuara, falta el lugar de la lista que le pongan y la
cosecha de votos para su partido.
ECHANDO EN LA BALANZA. Haciendo valer sus pesos y relaciones
políticas que ya los llevaron una vez, estarían en el proceso de amarre los
también plurinominales Lenin Nelson Campos Córdova y Frinné Azuara
Yarzábal, del PRI. Por el PRD, Guadalupe Almaguer Pardo, del sexto distrito,
y con una actuación destacada en las comisiones en las que trabaja y en la
tribuna; la dificultad aquí sería los términos de la coalición con el PAN y el
PRI.
A CONTRACORRIENTE. Josefina Salazar Báez, del PAN, y Ricardo Delsol,
de Morena, buscan su oportunidad, sin el apoyo de mandos y perfiles de
influencia local en sus partidos, por el contrario. El Quinto distrito que
Josefina ganó hace casi tres años, lo quieren para algún diputado local docilito
y gris, pero más afín al grupo que controla el PAN. Y a Delsol, los palos en las
ruedas se los colocan sus propios compañeros.
PADRINAZGO. Queda Marcelino Rivera, del PAN, amarrado a lo que pueda
conseguirle Xavier Azuara, para repetir en el séptimo.
LOS BECARIOS. Y desde luego, si de doradas mediocridades hablamos,
están los pluris de la beca morenista del 2018, tres de cinco hicieron su cartita:
Cuauhtli Fernando Padilla Moreno, Lidia Nallely Vargas Moreno y Martina
Cázarez Yáñez, ésta última “destacada” por golpear a una legisladora panista
que la denunció. Los tres buscarán gustosos repetir la plurinominal para
continuar con la difícil y patriótica tarea de batir platillos en automático
cuando sus jefes de bancada les giren la mariposa. Otras dos diputadas
tuvieron la decencia de no hacer carta.
