Ante la renuncia del fiscal anticorrupción, funcionarios del Gobierno y partidos políticos ya se ven recomendando el nombre del sucesor de Jorge Vera Noyola. Preferible que no milite en ningún partido o seguirá la misma historia de “grandes esfuerzos” contra la corrupción pero ningún resultado.
Cada que se cuestiona la escasa o nula utilidad de las contralorías y demás entes de los sistemas de fiscalización de los gobiernos, los funcionarios que los encabezan, los legisladores que los escogieron y los gobernantes que los propusieron o los nombraron, según sean externos, reaccionan en modo víctimas porque el crítico en cuestión no valora sus esfuerzos, suponemos que auténticos, para combatir la corrupción.
Ese es el problema: sacudir las alfombras de la corrupción en este país, a todos los niveles de gobierno, de todos los colores partidistas, de todos los pelajes, es un eterno espectáculo de esfuerzos sin resultados.
Espectáculo porque se le publicita como cruzada indudable cuando buscan un cargo de elección popular, cuando un corrupto protagoniza un escándalo, cuando se hace propaganda negra a un oponente, cuando se trata de descalificar a un adversario o cuando, como nuestro presidente de la República, no hallan mejor justificación para su propia incompetencia.
Debe ser un espectáculo esperanzador, como el que se montó para crear nuestro inútil Sistema Anticorrupción, en niveles federal y estatal. Ninguno ha abierto el score de corruptos en prisión, ni lo abrirán.
El presidente López ha dicho una y otra vez que tras el desabasto de medicinas está la corrupción, pero no ha sido capaz de presentar a uno solo de estos supuestos traficantes de la salud, si es que los hay, mucho menos de formalizar una denuncia. Acusaciones en abstracto y sin intención alguna de castigo, se quedan en burdas puyas de bocón. El combate a la corrupción de la 4T es un perro escandaloso pero desdentado; ladra y se encrespa para que no se le acerquen porque no tiene forma de responder si lo patean.
Y el Sistema Estatal no está mejor. No tiene secretario técnico, su Comité de Participación Ciudadana ha sido ninguneado y azuzado a la división; no tiene oficina ni personal y le prometieron un presupuesto para este año que no le cumplieron.
De los funcionarios públicos que lo integran, no se sabe si alguna vez han sesionado, mucho menos interactúan como el Comité Ciudadano. Y el brazo ejecutor del Sistema, la Fiscalía Anticorrupción, ha quedado acéfala porque el titular se hartó de un jefe que lejos de apoyar las investigaciones y el encausamiento de los casos, dejó que personal a su cargo los trabara, si no es que él mismo promovió las trabas.
Que Jorge Vera Noyola ya tenía ganas de renunciar desde el año pasado, se sabía. No hallaba el fiscal anticorrupción motivo justificado para que los ministerios públicos de los que dependía, controlados por la Fiscalía General, aletargaran procedimientos o no se presentaran a las audiencias de imputación de presuntos responsables en casos como la “fiesta fantasma” o “La ecuación corrupta”. Y el fiscal en su nube de solemnidad defensiva, donde el decorado es más importante que el decoro.
Los diputados anuncian que llamaran a comparecencia al fiscal, Federico Garza Herrera, una sesión de la que se prevé salga políticamente indemne: Vera Noyola atribuyó escuetamente a “cuestiones personales” su renuncia y le regaló con ello a Garza un manto de redención. Es una pena que Vera no haya hecho públicos sus motivos como sí los comentaba en privado. Es una pena que no los haya asentado en su renuncia, que no les haya puesto nombre, apellidos y cargo. Ex diputado, político al fin, Vera no quiso pelearse con cualquier cosa que le depare el futuro en la política.
Han puesto un suplente en el cargo de fiscal anticorrupción. En el Congreso, los diputados han solicitado al gobernador que posponga el envío de una nueva terna para fiscal anticorrupción hasta después de analizar y reformar la ley para darle autonomía. Ya saltaron díceres para promover la idea de un fiscal anticorrupción “de oposición”, o sea, de un partido contrario al que gobierna San Luis. Como si esa sobada fórmula, en un país de política de “toma y daca” entre partidos, hubiera alguna vez servido de algo. Nada más hay que ver nuestras legislaturas: los divide la política y los hermana el reparto del presupuesto, el acuerdo para la prebenda y el intercambio de “posiciones” para los recomendados.
Los comisionados ciudadanos Efraín Arriola Ortiz, José Ismael Leyva Nava, Jesús Sierra Acuña y Juan Ramón Infante Guerrero enviaron una carta al gobernador para que escuche “propuestas de la sociedad civil”, para que el nuevo fiscal anticorrupción “emane de la sociedad”. Un tipo ajeno a los intereses de la política partidista.
Los países que han tenido avances importantes en lucha contra los corruptos con nombre y apellido lo consiguieron a través de investigaciones penales a cargo de jueces con dientes y fiscales independientes. La función institucional y social de investigar y sancionar la corrupción requiere jueces y fiscales independientes de cualquier estructura de poder, sea oficial o fáctica. Los políticos y aún los medios en la lucha contra la corrupción se quedan cortos si se carece de investigaciones y procesos penales efectivos. Más en un país en donde los políticos suman escándalos, algunos verdaderamente bochornosos, pero nunca pagan las consecuencias.
La corrupción sigue viva y así lo percibe la gente. Ahí está nuestra ficha del índice de Progreso Social 2019, publicada por las ONGs “México, ¿cómo vamos?” y Social Progress Imperative: semáforo rojo y lugar 26° a nivel nacional en el parámetro de Incidencia de corrupción, por encima incluso de los parámetros de Nivel de crimen violento (16°) e Inseguridad percibida (15°).
Se nos ha hecho una triste costumbre que la corrupción se vista de impunidad en México, con ayuda de leyes diseñadas para el espectáculo del esfuerzo, pero no para dar resultados. Ahí están los famosos tiempos “de solventación” de observaciones en las auditorías a cuentas públicas, pueden pasar años para que las trampas se puedan arreglar.
Las formas de trabajar poco éticas en los tres niveles de gobierno y en todos los poderes persisten porque se sabe que los procesos de rendición y fiscalización de cuentas son lentísimos, carne de litigio de años, para acabar o “tablas”, exonerado o prescrito.
Una figura opositora en la Fiscalía Anticorrupción vestirá, sin duda, pero es insuficiente y ya hemos tenido hasta procuradores generales de la República de ese corte con los que nada pasó. Denle autonomía, denle el presupuesto que necesita y hagan que funcione para lo que fue creada. Y escuchen a los ciudadanos. Alguno habrá que esté dispuesto a asumir el reto.
Y si lo vuelven a bloquear, que sea capaz de denunciarlo para que no les vuelvan a quedar ganas.
Rollos Sueltos
FOROS POBRES. En otros años, los tiempos de reformas electorales se convertían en hervideros de propuestas de toda laya, algunas muy creativas y otras inteligentes y enriquecedoras. Los foros del Congreso local que cerraron esta semana no han pegado una sola idea en la opinión pública, ni para bien ni para mal. Así de creativas andan las propuestas.
GRILLA ANTES QUE LEY. Y no se puede decir que los ánimos anden fríos, porque ya varios personajes, entre funcionarios y diputados, ya andan “en lo suyo”, buscando fraguarse una oportunidad electoral para el 21. Simple que no hay nada de creatividad, mucho menos genialidad, en la legislación electoral futura.
LES VA A REBOTAR. En cambio, no han reaccionado los señores diputados a la situación a la que ellos mismo condenaron al Ceepac, con un presupuesto insuficiente para organizar el proceso electoral 2021, que arranca este año, pero eso sí, millonadas para que los partidos gasten a su gusto. Luego no se estén quejando.
TOMATES VOLADORES. Extraño caso el de los invernaderos de Santa Rita: tiene en su nómina a unas personas a las que identifica como “comisionados” de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, con buenos sueldos, aunque el resto de los empleados (esos sí de a deveras) alega que rara vez los ven.
Y VICEVERSA. Si preguntan en Desarrollo Agropecuario, contestan que los comisionados los requirió el invernadero, una plantación que sigue tan poco transparente como el día que la crearon.