México se encuentra en estado de alerta debido a la rápida intensificación del huracán Beryl, que se desplaza hacia la Península de Yucatán y se espera que impacte entre el jueves y viernes de la próxima semana. Beryl ascendió de tormenta tropical a huracán de categoría 4 en apenas 19 horas el pasado sábado, lo cual ha generado preocupación en las autoridades mexicanas y la población en general.
El país aún se recupera de los estragos causados por el huracán Otis en Acapulco el año pasado, lo que eleva la sensibilidad ante el potencial destructivo de Beryl. A pesar de esto, las autoridades han mantenido un nivel de riesgo bajo y han emitido una alerta azul, indicando un peligro mínimo por la actual distancia del huracán de las costas nacionales, según informó la agencia Animal Político.
Los huracanes de categoría 4, con vientos sostenidos entre 210 y 250 kilómetros por hora, son capaces de derribar árboles, causar daños estructurales severos y generar marejadas ciclónicas de hasta tres metros sobre el nivel del mar, además de provocar erosión costera significativa. La rápida intensificación de Beryl se atribuye a las altas temperaturas del océano, que este año se encuentran entre 4 y 5 grados por encima del promedio, según explicó el meteorólogo Juan Antonio Palma.
Beryl es el primer huracán de categoría 4 registrado en el Atlántico en el mes de junio, un fenómeno poco común dado que este tipo de tormentas normalmente ocurren en septiembre y octubre, durante los picos de actividad ciclónica. Actualmente, el huracán se encuentra a más de 3,000 kilómetros de las costas del Caribe Mexicano, avanzando por el Mar Caribe hacia la Península de Yucatán, donde se espera su llegada a finales de la próxima semana.
El Centro Nacional de Huracanes de EE.UU. (NHC) sigue de cerca la trayectoria de Beryl y no descarta que pueda debilitarse y llegar como un huracán de categoría 1. Existen posibilidades de que Beryl modifique su curso debido a la presencia de un sistema anticiclónico, que podría desviar su trayectoria hacia el sur, afectando a Centroamérica, o hacia el norte, con impacto en Cuba y el sur de Estados Unidos. Sin embargo, se anticipa que su paso cercano a la Península de Yucatán traerá consigo intensas lluvias y vientos fuertes en la región.
Durante junio, ciudades como Chetumal y Mérida ya han experimentado inundaciones significativas debido a tormentas y depresiones tropicales previas. El aumento de las precipitaciones por la presencia de un huracán podría agravar esta situación, exacerbando las condiciones de inundación en estas áreas. Por esta razón, las autoridades de Protección Civil recomiendan a la población mantenerse informada a través de fuentes confiables y evitar difundir información no verificada.
Las redes sociales de la Coordinación Nacional de Protección Civil federal, así como las instancias estatales y el Centro Nacional de Huracanes de EE.UU., son recursos esenciales para seguir la evolución y la trayectoria de Beryl. Además, se aconseja a los residentes asegurar techos, ventanas y paredes de las viviendas, identificar refugios temporales disponibles y preparar kits de emergencia con suministros básicos como agua potable, alimentos no perecederos y documentos importantes en bolsas plásticas.
La preparación anticipada y la colaboración entre autoridades y ciudadanía son fundamentales para responder eficazmente a posibles emergencias. La protección de vidas humanas es la prioridad absoluta en estos momentos, y la experiencia previa en situaciones de huracanes fortalece la preparación y la capacidad de respuesta comunitaria ante desastres naturales.
A medida que la temporada de huracanes continúa sin alcanzar su punto máximo, la ciencia y la tecnología desempeñan un papel crucial en la predicción y mitigación de desastres. Las previsiones meteorológicas pueden cambiar, por lo que es crucial mantenerse informado y tener un plan de emergencia familiar actualizado. La naturaleza impredecible de los huracanes requiere vigilancia constante y solidaridad entre vecinos para enfrentar efectivamente esta amenaza.