Un acto de extrema violencia familiar sacudió a la colonia Real de Minas, en Villa de La Paz, San Luis Potosí, el pasado sábado 25 de mayo, cuando Luis “N”, en estado de ebriedad y con una ferocidad escalofriante, irrumpió en la casa de su madre y desató una brutal agresión que pudo terminar en feminicidio. El agresor, cegado por el alcohol y la rabia, golpeó sin piedad a su madre mientras le gritaba: “Te voy a matar”, dejando claro que su intención era asesinarla.
La escena, digna de una pesadilla, se intensificó cuando otros miembros de la familia intentaron detenerlo. Una tía terminó con una fractura grave en la mano que requiere cirugía urgente; otro hombre fue golpeado con tal brutalidad que su rostro quedó irreconocible; incluso un menor de edad, sobrino del agresor, recibió golpes. La violencia desmedida, dirigida contra todos, dejó una estela de dolor, miedo y sangre dentro de un hogar que fue tomado por asalto.
Lo más indignante fue la reacción de las autoridades. A pesar de múltiples llamadas desesperadas, la patrulla llegó con más de una hora de retraso. Luis “N” aún amenazaba a sus víctimas cuando fue detenido, pero no por los actos atroces que cometió, sino por simples “faltas administrativas”. Ninguna mención de tentativa de feminicidio, lesiones graves o violencia familiar. El Ministerio Público ni siquiera abrió una carpeta de investigación formal. La omisión institucional fue tan grotesca como la agresión misma.
La familia, impotente ante este abandono, buscó apoyo legal y psicológico en el Centro de la Mujer, pero fue ignorada. Hoy, denuncian con furia y desesperación que Luis “N” podría quedar libre en cuestión de horas. Exigen que la Fiscalía del Estado, Derechos Humanos y el Instituto de las Mujeres dejen de mirar a otro lado y actúen ya. La impunidad en este caso no solo es inaceptable, es una amenaza directa a la vida de quienes sobrevivieron este infierno.
