La delegación de Villa de Pozos enfrenta una creciente crisis sanitaria provocada por una alarmante combinación de factores ambientales y prácticas inadecuadas en el uso de pesticidas. Así lo alertó María Guadalupe Galindo Mendoza, geógrafa y responsable del Laboratorio Nacional de Geoprocesamiento de Información Fitosanitaria de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), quien advierte sobre el riesgo latente para la salud pública.
Según la especialista, la proliferación de mosquitos y moscas en la zona tiene un vínculo directo con la elevada presencia de caballos en viviendas particulares, una situación común debido a la fuerte tradición de charrería y escaramuzas en la región. “En Pozos hay muchos ranchos privados y una gran cantidad de caballos en los hogares, lo cual genera condiciones ideales para la reproducción de vectores. Lo más grave es que no se está utilizando el insecticida adecuado para combatirlos”, explicó Galindo Mendoza en entrevista.
La situación se agrava por el uso indiscriminado de plaguicidas altamente tóxicos, entre los que se encuentran sustancias como el clorpirifós, maratión y paratión, compuestos prohibidos en diversos países por sus efectos cancerígenos. Estos productos, señaló, continúan aplicándose en espacios habitados como patios, jardines, tinacos y lavaderos, sin considerar los riesgos que representan para la salud humana.
“Estos productos están asociados a cáncer de próstata y de mama, y lo más alarmante es que se aplican directamente en zonas habitadas, patios, jardines, techos, tinacos y lavaderos, donde permanecen activos y ponen en riesgo la salud de las familias”, advirtió.
Pese a que el laboratorio ha emitido advertencias a autoridades estatales y federales sobre el peligro de seguir utilizando estos organofosforados, su uso persiste. La situación ha trascendido hasta el Congreso de la Ciudad de México, donde se ha denunciado públicamente la presencia de estos compuestos en varios estados, incluyendo San Luis Potosí.
Galindo Mendoza hizo un llamado urgente a las autoridades para replantear las estrategias de control de vectores y promover una reeducación en el uso de pesticidas, con énfasis en alternativas que no comprometan la salud ni el medio ambiente. “Es fundamental que las autoridades entiendan el daño que están provocando estos compuestos. No se trata solo de eliminar mosquitos; se trata de proteger la vida y la salud de las personas”, concluyó.