SANTA MARÍA DEL RÍO. – Una vez más, la administración municipal de Santa María del Río que encabeza la profesora Isis Díaz quedó en el ojo del huracán, ahora por la cuestionada contratación de una grúa de gran tamaño para la colocación de postes de alumbrado público en el jardín principal.
La operación, no solo ha despertado indignación por el presunto derroche de recursos públicos, sino también por la evidente negligencia en materia de seguridad.
De acuerdo con vecinos y especialistas, los postes reinstalados son huecos y de peso reducido, por lo que no se justificaba en absoluto el uso de una grúa de gran capacidad, cuyo alquiler representa un gasto considerable para las finanzas municipales.
La pregunta que flota entre la población es evidente: ¿a quién beneficia este gasto desproporcionado y con qué criterios se tomó la decisión de contratar maquinaria innecesariamente costosa?
La situación fue todavía más grave cuando transeúntes observaron a un menor de edad colaborando en las maniobras junto al operador de la grúa, sin portar ningún tipo de equipo de protección. Una flagrante violación a las disposiciones de protección civil, que no solo expuso al menor, sino también a los peatones, ya que la zona de trabajo carecía de acordonamiento y medidas básicas de seguridad. Cualquiera pudo haber resultado lesionado.
Este episodio evidencia la irresponsabilidad y falta de planeación de la autoridad municipal, que lejos de garantizar obras seguras, expone a la población y pone en entredicho su capacidad de gestión.
Mientras el Ayuntamiento despilfarra recursos en maniobras cuestionables en el centro de la cabecera, los caminos rurales permanecen en condiciones deplorables. El tramo Lourdes–Torrecitas, señalado desde hace tiempo como prioritario, sigue abandonado pese a las constantes exigencias de los habitantes, quienes urgen su rehabilitación para mejorar la movilidad y seguridad de las comunidades.
Los pobladores no ocultan su molestia: “se gasta en lujos para la foto, pero no en lo que realmente necesitamos”, señalaron algunos vecinos, quienes acusan a la administración de actuar de espaldas al pueblo y de preferir obras de relumbrón antes que atender carencias elementales.
La indignación crece en Santa María del Río: ¿por qué gastar en grúas costosas cuando se pudo usar equipo más sencillo?, ¿quién autorizó la contratación?, ¿qué intereses hay detrás de estas decisiones? Mientras tanto, la percepción ciudadana es clara: el gobierno municipal desperdicia recursos en caprichos mientras ignora las verdaderas necesidades de la gente.













