Corea del Sur enfrenta una de las peores crisis por incendios forestales en su historia, con al menos 24 personas fallecidas y miles de hectáreas consumidas por el fuego. Ante la magnitud del desastre, el gobierno ha declarado estado de catástrofe a nivel nacional, mientras los equipos de emergencia continúan con esfuerzos para contener las llamas.
Las provincias más afectadas, Gyeongsang del Norte y Gyeongsang del Sur, han sido escenario de incendios incontrolables durante cinco días. Más de 5,000 bomberos y 560 aeronaves han sido desplegados, concentrando sus esfuerzos en el condado de Sancheong. Sin embargo, el clima seco y los fuertes vientos han complicado las labores de extinción.
El fuego se originó en Uiseong y ha avanzado rápidamente hacia otras localidades como Andong, Cheongsong, Yeongyang y Yeongdeok. La mayoría de las víctimas, 20, han sido halladas en Uiseong, mientras que otras cuatro se registraron en Sancheong. Además, la destrucción ha alcanzado unas 17,000 hectáreas de bosque, más de 200 viviendas y fábricas.
El presidente en funciones, Han Duck Soo, calificó los incendios como los peores en la historia del país y ordenó reforzar las medidas de contención. La situación se agravó con la muerte de un piloto de helicóptero, cuyo aparato se estrelló mientras combatía el fuego en Uiseong.
Ante la intensidad del desastre, el Ministerio de Justicia trasladó a cerca de 500 reclusos de una prisión en Gyeongsang a otros centros penitenciarios, evitando riesgos mayores. Inicialmente, se consideró evacuar a 3,500 internos, pero la medida se redujo a la población carcelaria más vulnerable.