Los Ángeles enfrenta una emergencia crítica con cuatro incendios forestales que avanzan sin control, dejando al menos dos muertos, decenas de heridos y más de 1.000 estructuras devastadas. Las llamas comenzaron el martes por la mañana en la zona de Pacific Palisades y se han extendido rápidamente debido a los intensos vientos de Santa Ana, que alcanzan velocidades de hasta 160 km/h.
La evacuación de más de 30,000 personas ha sido caótica, especialmente en áreas residenciales con accesos limitados. En Pacific Palisades, vecinos intentaban huir mientras bomberos maniobraban para llegar a las zonas afectadas.
A los incendios de Palisades se sumaron focos en Altadena, Woodley y Santa Clarita, mientras que un quinto incendio en Riverside fue controlado. Las autoridades señalan que los fuertes vientos y la baja humedad seguirán complicando los esfuerzos para contener el fuego. La prioridad, han dicho, es proteger vidas, aunque las pérdidas materiales ya son significativas.
Con el pronóstico de vientos continuos y la ausencia de lluvias en los próximos días, la situación es crítica. “Es un escenario que no veíamos en décadas”, advirtió un meteorólogo. Las autoridades investigan las causas de los incendios, mientras se habilitan refugios para los desplazados y se coordinan esfuerzos con estados vecinos para reforzar los equipos de emergencia.
La población ha sido instada a mantenerse alerta, conservar agua y evitar zonas de riesgo, ya que las condiciones actuales representan una amenaza para todo el sur de California.
