La jefa de Gobierno de Ciudad de México y el subsecretario de Salud piden cautela ante un repunte de casos provocado por el relajamiento colectivo
En esta semana los mexicanos han sido testigos de las disputas entre los gobiernos locales y el federal por la pandemia, de nuevas dudas sobre el semáforo epidemiológico, de un generoso reparto de culpas a los refrescos azucarados como agravantes de la crisis sanitaria, de autoridades que piden usar el tapabocas para salir a la calle y el presidente poniendo en duda la eficacia científica de esta prenda en un país con más de 385.000 casos y que supera las 43.300 muertes por la enfermedad. En esencia, este concierto de mensajes confusos y contradictorios no es diferente al de la semana pasada o la anterior. Entre todo esto sí hay certezas. Entre ellas, el aumento del ingreso hospitalario en Ciudad de México y la persistencia a nivel nacional de los casos activos detectados en las últimas dos semanas. La jefa de Gobierno de la capital ha sido una de las primeras en dar la voz de alerta al advertir de que la capital puede volver al encierro justo cuando pensaba que veía la luz al final del túnel.
Claudia Sheinbaum, quien gobierna la ciudad, lanzó la noche del viernes una advertencia por el cambio de tendencia en la disponibilidad de camas para enfermos de coronavirus. “En el último mes se registró una disminución, pero en los últimos cinco días comenzó nuevamente a subir el número de camas ocupadas”, anunció la jefa de Gobierno, quien explicó en un vídeo que la ciudad aún tiene libres el 45% de las camas normales y el 53% de los espacios para los pacientes críticos. “Esto evidentemente prende una gran alerta, nadie quiere regresar al semáforo rojo”, añadió en referencia al máximo nivel de riesgo de contagio del esquema elegido por las autoridades federales.
El mensaje subraya la dificultad de las autoridades locales por mantener a raya la epidemia mientras buscan remontar la crisis económica, que ha causado peores estragos que los ominosos indicadores vividos en las crisis de 1994 y 1995. Esa es la paradoja de la reapertura que ha planteado el presidente López Obrador este sábado, quien desde el Estado de Oaxaca, ha dicho que su Gobierno planea “con una mano enfrentar la pandemia y con la otra impulsar la actividad económica”. El mandatario pronostica que el país tendrá una pronta recuperación en V, un concepto que compartió con Trump en su visita a Estados Unidos, un proceso que comenzará el próximo mes. “Quiero cerrar el mes [de julio] sin pérdida de empleo para que en agosto empiece la recontratación de trabajadores”, ha dicho. Este jueves, sin embargo, cifras oficiales revelaron que solo el 7,8% de las empresas del país recibieron apoyos en los meses de abril y mayo. En el horizonte sigue sin existir un plan de Gobierno que ayude a sacar del bache a los empresarios.
La jefa de Gobierno ha pedido a los capitalinos quedarse en casa “el mayor tiempo posible”, sobre todo a quienes pertenecen a un grupo de riesgo: mayores de 60 años o personas con obesidad, diabetes o hipertensión. También sugirió el uso “riguroso” del cubrebocas al salir de casa. Sheinbaum es una de las más vehementes promotoras de este accesorio entre los gobernantes de Morena, el partido de López Obrador, mientras otros prefieren seguirle la corriente al presidente, quien no lo utiliza casi nunca a excepción de los viajes en los aviones de línea comercial para continuar sus giras. Ciudad de México, la entidad del país que más pruebas hace, reportó este viernes un acumulado de 67.597 contagios, 1.153 más que el día anterior y 8.601 defunciones, 72 fallecidos en las últimas 24 horas. Sin embargo, este jueves más de 89.000 pruebas de diagnóstico esperaban un resultado. El 38%, más de 33.000, son de pacientes del Valle de México. El Gobierno local afirma, sin embargo, que en torno al 58% de las pruebas realizadas por ellos arroja un resultado negativo.
A la advertencia de Sheinbaum se sumó también el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell. “El desconfinamiento no depende de los gobiernos sino de la población. Todavía no es tiempo de salir… La epidemia no ha terminado”, escribió el funcionario en Twitter, quien llamó a los ciudadanos a ser cautos y pacientes. El portavoz del Gobierno federal para la pandemia viajó a Tabasco, un Estado también gobernado por Morena que vive una fase creciente de la epidemia y con quien tuvo discrepancias recientes sobre los datos oficiales.
López-Gatell ha informado de que en el país existen 52.258 casos activos confirmados. Estos, detectados en los últimos 14 días, representan el 12% de los casos existentes. “Ojo con ese porcentaje porque es una medida también de qué tan activa está la epidemia”, indicó el médico, quien subrayó que la cifra se ha estabilizado pues en las semanas anteriores era mayor. “Fuimos reduciendo, en este momento a nivel mundial está en 20% el porcentaje de casos recientes”, dijo en Villahermosa el funcionario, que ha sido criticado varias veces por su exceso de optimismo y las fallas en sus estimaciones. Las autoridades federales cifran en 90.000 los casos sospechosos en México.