A tres meses de la conclusión del primer piso de la Cuarta Transformación, al menos 26 integrantes de seis familias relacionadas con el obradorismo ocupan cargos en los tres poderes y niveles de gobierno: seis de los Alcalde Luján; seis de los Taddei; cinco de los Monreal Ávila; cuatro de los Batres Guadarrama; cuatro de los Godoy Ramos y uno de los López Hernández.
En junio de 2019, López Obrador publicó un memorándum contra el influyentismo, instruyendo a sus funcionarios a evitar prácticas corruptas, nepotismo y amiguismo. A pesar de esto, datos de la Secretaría de la Función Pública y la Plataforma Nacional de Transparencia indican que las familias Taddei y Alcalde Luján tienen numerosos puestos públicos.
Luisa María y Bertha María Alcalde Luján ocupan altos cargos en el gobierno, y varios de sus familiares también tienen puestos. Jorge Luis Taddei Bringas, delegado de los programas del Bienestar en Sonora, ha involucrado a otros miembros de su familia en la administración pública, incluyendo a su hijo, Pablo Daniel Taddei, director de LitioMX.
La familia Monreal Ávila, liderada por el senador Ricardo Monreal, tiene a varios miembros en cargos públicos, especialmente en Zacatecas. Los Batres Guadarrama, con Martí Batres a la cabeza, también tienen una fuerte presencia en el gobierno, incluyendo a Lenia Batres, ministra de la Suprema Corte.
El caso de los López Hernández destaca por su conexión con López Obrador desde hace décadas. Adán Augusto López Hernández, exsecretario de Gobernación, y otros miembros de su familia han ocupado importantes puestos públicos, fortaleciendo sus lazos políticos en Tabasco.
El sociólogo Héctor Berthier y el politólogo Javier Oliva coinciden en que el nepotismo es una práctica común en la política mexicana. Aunque algunos casos pueden no encajar estrictamente en la definición legal, la influencia de los intereses familiares en la ocupación de cargos públicos es innegable.
