Un niño con autismo quedó fuera del sistema escolar en Soledad de Graciano Sánchez tras ser rechazado en la primaria Vicente Guerrero, donde había estudiado desde primer grado. Su familia denunció que, además de haber sufrido agresiones dentro del plantel, se le negó la reinscripción sin explicación, mientras que a su hermana sí se le permitió continuar en la escuela.
De acuerdo con su madre, el menor fue víctima de violencia en la institución, presentando marcas de lápiz en los brazos y moretones en los pies. A pesar de reportar estos hechos, no recibió apoyo ni medidas de protección. Ante la falta de respuesta, la familia decidió cambiarlo de escuela, pero el nuevo plantel carecía de los apoyos especializados que requería para su desarrollo.
Al intentar que el niño regresara a la Vicente Guerrero, la dirección rechazó su inscripción. La madre buscó apoyo en la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), pero su denuncia no fue atendida. Durante dos años, el menor quedó sin acceso a la educación.
Finalmente, con la ayuda de una docente, logró ingresar a otra escuela, pero su familia exige que se garantice la educación sin exclusión y que se atiendan los casos de discriminación en el sistema educativo.