Aunque reconocen que la educación pública en el sexenio pasado no gozaba de buena salud, organismos civiles y especialistas educativos aseguran que la herencia del presidente Andrés Manuel López Obrador en la materia serán la carencia de evaluaciones diagnósticas para conocer la realidad educativa del país, una profunda pérdida de aprendizajes, que se acentuó con la pandemia de Covid-19, y la falta de cobertura en bachillerato y en educación media superior.
“El actual gobierno federal trató de hacer cambios sin tener muy claro el problema público que quería resolver y no enfrentó los aspectos de oportunidad, de equidad, de cobertura y de calidad en la educación”, dice Daniel Hernández, profesor-investigador de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey.
“Hay que regresar el modelo de evaluación que nos permita saber dónde estamos. No tener un modelo de evaluación, es una verdadera tragedia. Haber eliminado el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y haber creado una cosa que se llama Mejoredu, es muy triste. Perdimos la evaluación de los aprendizajes y vamos a la deriva como país en esta materia”, señala.
Para el investigador de la organización civil Mexicanos Primero, Fernando Ruiz, en materia educativa la gestión López Obrador se caracterizó “por mucho ruido y pocas nueces, porque en el discurso oficialista existe una especie de triunfalismo, pero es más ruido que resultados, sobre todo en su reforma educativa.
“Los resultados que arrojó la prueba PISA, en diciembre pasado, no sólo hablan de un estancamiento en la mejora de los aprendizajes de los alumnos, sino que regresamos al nivel que tenía el país hace 20 años”, menciona.
Fundadora y coordinadora nacional del organismo civil Educación con Rumbo (ECR), Paulina Amozurrutia Navarro, asegura que el sexenio de Andrés Manuel López Obrador será recordado también por los perfiles que eligió para liderar la SEP, por la nula capacitación y asesoría al magisterio durante la pandemia, así como por el decrecimiento de los aprendizajes.
Para Amozurrutia Navarro, el sexenio de López Obrador en educativa se caracterizó por haber utilizado a niños y adolescentes como “carne de cañón política, en vez de generarles conocimiento”.