La presidenta Claudia Sheinbaum se reunió este jueves con el secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente, y otros miembros del gabinete para analizar el impacto de los aranceles del 30 % que Estados Unidos planea imponer a productos mexicanos a partir del 1 de agosto. El objetivo fue evaluar medidas y propuestas que eviten pérdidas de empleos y daños a los sectores exportadores.
Durante la conferencia matutina, Sheinbaum adelantó que México ya presentó varias propuestas concretas al equipo estadounidense y dejó abiertas vías de diálogo directo con el presidente Trump, si las negociaciones técnicas no avanzan en tiempo y forma. Aseguró que todas las decisiones se toman “para lo mejor del país y el pueblo”.
El gobierno mantiene un equipo estratégico en Washington, coordinado por las secretarías de Economía, Hacienda y Relaciones Exteriores, que prepara contramedidas diplomáticas y comerciales para mitigar el impacto económico sin desencadenar una confrontación frontal. Estas acciones forman parte del impulso al llamado “Plan México”, enfocado en sustituir importaciones y fortalecer la industria local bajo el TMEC.
Este esfuerzo diplomático se enmarca en una coyuntura delicada, pues Trump ya ha aplicado aranceles globales sobre acero, aluminio y ahora advierte sobre productos agrícolas. México ha buscado, en lugar de represalias automáticas, la vía del diálogo, acuerdos temporales y presión por cumplimiento comercial mutuo bajo el tratado trilateral con Estados Unidos y Canadá.
El análisis entre Sheinbaum y De la Fuente subraya que la política exterior mexicana busca evitar confrontaciones y preservar la integración económica con Estados Unidos. Si bien se mantiene abierta la posibilidad de represalias, la prioridad es proteger empleos, reactivar la inversión y consolidar al país como un socio confiable ante la revisión del TMEC en 2026.