El Congreso de Estados Unidos aprobó una polémica ley promovida por el presidente Donald Trump que representa uno de los mayores golpes a la población vulnerable en décadas, al recortar drásticamente programas de salud y alimentación para los más pobres, mientras otorga enormes beneficios fiscales a los sectores más ricos y refuerza la persecución de inmigrantes.
La legislación, aplaudida por la mayoría republicana, contempla severos recortes a Medicaid que dejarán sin atención médica a por lo menos 17 millones de personas, provocarán cierres de hospitales y asilos en comunidades rurales y urbanas, y reducirán la asistencia alimentaria para alrededor de un millón de niños, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO).
A la par, la ley destina miles de millones de dólares para reforzar la seguridad fronteriza: incluye la contratación de 18 mil agentes adicionales para el ICE, más fondos para detenciones y deportaciones masivas, y la expansión del muro fronterizo, lo que representa una clara intensificación de la criminalización de la migración y una respuesta que prioriza la mano dura sobre las soluciones humanitarias.
Mientras expertos advierten que la iniciativa elevará el déficit federal entre 3.3 y 4 billones de dólares, el gobierno de Trump sostiene que el crecimiento económico resultante compensará el impacto fiscal, argumento que economistas independientes califican de insostenible y poco realista. Legisladores demócratas denunciaron que la ley busca desmantelar la red de protección social para favorecer a las élites económicas. “Es el mayor traslado de riqueza de la clase trabajadora a los obscenamente ricos en la historia de Estados Unidos”, acusó el senador Bernie Sanders.
