El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente ruso, Vladimir Putin, se reunieron este viernes en Alaska para discutir un posible alto al fuego en la guerra de Ucrania, que ha durado más de tres años. La cumbre, celebrada en la Base Conjunta Elmendorf-Richardson cerca de Anchorage, marca el primer encuentro cara a cara entre los líderes desde el inicio del conflicto. Trump describió la reunión como una “jugada inicial” para negociaciones más amplias, posiblemente incluyendo a Ucrania en la mesa. Fuentes de la Casa Blanca indican que el enfoque está en detener la violencia y explorar términos de paz. Esta iniciativa surge tras meses de tensiones diplomáticas y sanciones mutuas.
La guerra en Ucrania, iniciada en febrero de 2022, ha causado miles de muertes y una crisis humanitaria global, con Rusia controlando territorios en el este del país. Trump ha prometido resolver el conflicto rápidamente, criticando la política anterior de apoyo ilimitado a Kiev. Putin, por su parte, exige garantías de neutralidad ucraniana y desmilitarización de ciertas áreas como condiciones para el cese al fuego. Analistas ven esta cumbre como un test para la diplomacia de Trump en su segundo mandato. La ausencia de representantes ucranianos en esta fase inicial ha generado críticas de aliados europeos.
La reunión ha superado las dos horas de duración, con ambos líderes discutiendo en privado antes de una posible conferencia de prensa conjunta. Alaska fue elegida por su proximidad geográfica a Rusia, simbolizando un puente entre las naciones. Medidas de seguridad extremas incluyen despliegue militar y cierre de espacios aéreos en la zona. Medios internacionales transmiten en vivo desde el sitio, capturando la llegada de las delegaciones. Hasta ahora, no se han filtrado detalles específicos de los avances en las negociaciones.
Reacciones globales son mixtas: Ucrania expresa escepticismo, temiendo concesiones territoriales, mientras que China y Brasil apoyan el diálogo. En EE.UU., demócratas critican a Trump por “apaciguar” a Putin, pero republicanos lo alaban como un paso audaz hacia la paz. La ONU ha instado a un cese al fuego inmediato para facilitar ayuda humanitaria. Inversionistas monitorean el impacto en mercados energéticos, con posibles caídas en precios del gas si hay progreso. Esta cumbre podría redefinir las relaciones ruso-estadounidenses en el corto plazo.
Si las negociaciones prosperan, podría abrirse un proceso multilateral con participación europea y ucraniana en futuras rondas. Expertos advierten que un acuerdo duradero requerirá concesiones mutuas y mecanismos de verificación. Trump ha enfatizado su habilidad para “hacer tratos” como clave para resolver el impasse. Putin, enfrentando sanciones económicas, busca alivio sin perder influencia regional. El mundo observa con esperanza y cautela este intento de diplomacia de alto nivel.