SANTA MARÍA DEL RÍO. – Así culminó la imposición de la ceniza en este querido “Pueblo Mágico” de Santa María del Río, un lugar donde la tradición y la devoción caminan de la mano.
En un ambiente de recogimiento, esperanza y fe, cientos de fieles se dieron cita en los distintos templos de la localidad para recibir la ceniza, signo del inicio de la Cuaresma y llamado a la reflexión y renovación espiritual.
Como era de esperarse, la Parroquia de la Virgen de la Asunción fue el epicentro de esta celebración, congregando a numerosos creyentes que, con humildad y fervor, participaron en esta antigua tradición cristiana.
Desde tempranas horas, las puertas del templo se abrieron para acoger a quienes acudieron con el corazón dispuesto a iniciar este tiempo de preparación hacia la Pascua.
El eco de las plegarias y las palabras de los sacerdotes resonaron en el aire, recordando a cada asistente la importancia de este periodo de penitencia, conversión y reconciliación.
“Polvo eres y en polvo te convertirás”, se escuchó una y otra vez mientras la ceniza era depositada en la frente de cada fiel, recordándoles la fragilidad de la vida y la grandeza del amor divino.
En cada rincón del pueblo, la Cuaresma se siente como un momento de renovación, de volver la mirada a lo esencial, de encontrar en la sencillez del espíritu la fortaleza para seguir adelante.
Las calles empedradas de Santa María del Río vieron caminar a sus habitantes con un semblante de paz, llevando en sus frentes el signo de la cruz, pero, sobre todo, reflejando en sus corazones el compromiso de vivir este tiempo con profunda entrega.
Con la luz del atardecer abrazando la silueta de la parroquia, el pueblo se despide de este Miércoles de Ceniza con la esperanza puesta en la transformación del alma y en la promesa de una Pascua llena de gozo y renovación.
Santa María del Río, una vez más, demuestra que la fe es su mayor tesoro, el hilo invisible que une a generaciones y mantiene viva la esencia de su gente.