El expresidente Ernesto Zedillo ha emergido como una figura clave en el debate nacional al criticar la reforma judicial impulsada por el actual gobierno. En un artículo reciente, Zedillo advierte que esta reforma podría socavar la independencia del Poder Judicial y, con ello, la democracia en México. Su intervención destaca por su claridad y firmeza en la defensa de las instituciones democráticas.
Zedillo argumenta que la elección popular de jueces, propuesta en la reforma, podría abrir la puerta a influencias políticas indebidas y a la pérdida de imparcialidad en el sistema judicial. Señala que esta medida no fortalecería la justicia, sino que la sometería a intereses partidistas, debilitando el Estado de derecho que tanto costó construir.
Frente a estas críticas, la presidenta Claudia Sheinbaum ha respondido desestimando la autoridad moral de Zedillo, recordando episodios controvertidos de su administración. Sin embargo, esta respuesta ha sido vista por algunos como una evasión al debate de fondo sobre la reforma judicial y sus implicaciones para la democracia.
La postura de Zedillo ha sido respaldada por diversos sectores que valoran su experiencia y compromiso con la institucionalidad. Su llamado a preservar la independencia judicial resuena en un momento crucial para el país, subrayando la importancia de mantener un equilibrio de poderes y proteger las conquistas democráticas alcanzadas en las últimas décadas.
