Uno se imagina que si Jorge Ibargüengoitia hubiera vivido en la época actual se habría abrumado con el nivel de estupidez de los políticos mexicanos. Ibargüengoitia fue un gran satírico, capaz de narrar desde la peor perspectiva posible la vida y obra de los personajes más renombrados de las parafernalia política en México. Estamos viviendo días aciagos, bien decía el escritor Italiano Umberto Eco antes de morir, que en el mundo hay legiones de idiotas que esperan el turno para conseguir sus quince minutos de fama, algunos serán golpeados en la cabeza intentando conseguir la foto perfecta mientras pasa un convoy del ferrocarril, o quizás caerán de un edificio intentando grabar un video realizando un salto muy osado en la cornisa de un veinteavo piso. Aquí en la aldea los hay desde los que van y buscan un jumento para ridiculizarlo y terminan siendo ellos los payasos del circo -con todo respeto para los payasos. En San Luis Potosí la política se hace repartiendo cosas y compartiendo en redes sociales sus mediocres hábitos, su ausencia de cultura general y las deficiencias de un léxico funcional, 120 palabras es el promedio del 60 % del pueblo, incluso, necesitan el complemento audiovisual, texto en el video explicando lo que está diciendo el orador en voz alta, la música, algo de moda y que sea tendencia. Porque ahora todo debe ser bajo el mismo patrón de comportamiento si es que quieren ser escuchados. Los políticos tienen que ir a donde están los bancos de votos y soltar sus redes, inventarse un mote para ellos y asumir el papel de un personaje de historieta, construir la “narrativa” ad hoc e invertirles dinero a las pautas. Pagar publicidad en redes sociales es lo de hoy, dicen que en este mundo si no hay video, nunca sucedió, y sin likes no hay paraíso.
Y hablando de publicidad pagada, asistí a una cena con el alcalde capitalino Enrique Galindo Ceballos, el lugar, un espacio sobrio, austero, simple. El motivo de la reunión fue hablar sobre sus aspiraciones a ser gobernador en la elección del 2027 y cómo piensa enfrentar las vicisitudes del reto. Coincidentemente el diálogo abierto con la prensa potosina pasó del tema de su cuarto informe de gobierno municipal, a una serie de rumores y especulaciones sobre su futuro político, y las diversas combinaciones que se pueden presentar en la próxima elección. Galindo advierte que tiene ofertas, más de las que quisiera, y eso está mal, porque no hay nada menos confiable que un pretendiente indeciso. En política los titubeos salen carísimos -si algo queda del tiempo es que no se recupera. Se advierte entre líneas que el alcalde se refiere a los coqueteos de Morena para participar en el proyecto simulador de la cuatroté, pero ya le ganó el turno Gerardo Sánchez Sumaya. El tanquianero de Tanquián se fue inscribir en el padrón de Morena, la líder estatal Rita Ozalia Rodríguez lo recibió con los brazos abiertos y un comité de recepción integrado por delegados y funcionarios de partido. Se me hace que todos fueron a ver la camioneta Tesla propiedad del empresario huasteco. O sea, ese montón de excremento no necesitaba que fuese una mosca a pararse encima para verse peor. Enrique Galindo por su parte voltea los ojos a donde estaban antes, en el blanquiazul se le quiere bien, ya Verónica Rodríguez lo había llevado a conocer a los papás en su graduación como dirigente estatal reelecta. La morra andaba como niño con visita, “a la robili robili” como en los juegos infantiles del preescolar. No vaya a ser que se quede como novia de rancho, “vestida y alborotada”. Ustedes dispensarán mi atípico desencanto, pero es que uno paga por el boleto en primera fila porque quiere ver un buen espectáculo.
Total que “el richi” -para sus cuates- Galindo se mostró confiado porque preocuparse es para los neófitos en este juego maldito de la política, incluso, ya en un plan amistoso hasta pidió opiniones, prestos y perezosos -pero también metiches- varios opinadores profesionales se sintieron obsequiosos y alardearon en sendas intervenciones donde la suspicacia, el sarcasmo y la ironía fueron generosamente aderezadas con ocasionales chascarrillos -para satisfacción del respetable. Y así llegamos al punto neurálgico, después de bochornosos ejercicios hermenéuticos y recurriendo incluso a la mayéutica, debimos concluir que: como dijera el extinto filósofo regiomontano Hermenegildo L. Torres “somos todos ustedes unos pendejos”. Que nadie se sienta ofendido porque aquel prócer se adelantó a su tiempo y pudo ver que en el futuro de México solo había de dos sopas, mentiras y pendejadas. Y como bien dicen que el ser humano es el único que comete el mismo error dos veces, al día siguiente aparece en las redes sociales una fotografía de la líder estatal del PRI Sara Rocha Medina, Alejandro “Alito” Moreno, dirigente nacional del PRI y Enrique Galindo Ceballos, bien sonrientes y dándose unas palmadas que decir con enjundia no sería suficiente. Quien los entiende, ¿no habían expulsado del partidazo a Enrique Galindo por ponerse una camisa azul y fotografiarse con la dirigente estatal Verónica Rodríguez?
Quien diría que Sara Rocha fuera tan celosa si total, nomás estábamos platicando, pos no, y antes que diga que no lo demandó por pensión alimenticia, por dejar sin tragar a sus hijos priístas que fueron tratados como bastardos.
Sea pues Enrique Galindo Ceballos, eres el petimetre de la cuadra, y aunque te den trato de badulaque y camandulero, al menos serás sátrapa y verraco, que quizás un bellaco se ostente, el papel de figurín, rodeado de Juan Lanas y quitapelusas, serás un catrín de barrio, vos darás un festín, para anunciar tu compromiso, pero no será pronto, serás el delfín.
@gandhiantipatro