Por: El Primo Feliciano
La maestra Arcelia Morales no se salvó, como la mayoría del resto de los candidatos, de todos los partidos a nivel estatal y hasta el federal, de la guerra sucia, hicieron de todo con el propósito de frenar su avance, le trataron de etiquetar problemas en los que ella no había tenido participación. Con puntualidad aclaró la situación, pero de cualquier manera los absurdos señalamientos no se hicieron esperar. Pese al cambio que ahora tiene Santa María del Río, en cuanto a su fisonomía, a las obras que se han realizado en comunidades de la sierra, aún hay quienes esgrimen absurdos argumentos para tratar de confundir a la gente, aunque ya de antemano saben del rechazo que tienen en el grueso de la población, el pueblo tiene memoria y, al más viejo estilo político señalan que; ya se dieron cuenta que o saben gobernar, estamos peor que antes, por eso vamos a volver, para retomar el camino, para recuperar el tiempo perdido. Es obvio que la gente sabe que son palabras huecas y que no calan en el ánimo de las y los electores, ahora, como hace ya casi tres años, la gente está politizada y sabe del valor que tiene u voto, con el cual están en todo su derecho de elegir a sus gobernantes, los que sacaron de donde estaba estancado el municipio, hay obras y solo un ciego no puede ver y peor aún los que pueden ver se niega a ellos mismos la realidad, una realidad que está a la vista de todos, en fin, ya solo falta justo una semana para saber por quien se inclinó la ciudadanía, se espera que haya un voto razonado para que este “Pueblo Mágico” continúe en plas ascendente. Se debe estar muy alerta en estos tres próximos días, donde se pudiera dar algún brote de violencia, que para nadie puede ser benéfico, incluso ni para aquellos que le apuestan al desastre, al estancamiento, al cambio de rumbo, o al cambio para irse de reversa. El equipo de la maestra Arcelia está confiado en que se tiene asegurado el triunfo, y sus adversarios anda desesperados, y, no se duda, buscarán por cualquier medio meterle zancadilla.
Este año, a nivel nacional las campañas estuvieron marcadas por la violencia, una guerra sucia hasta por la más modesta posición política, varios candidatos fueron asesinados, en otros casos les obligaron a renunciar a las candidaturas y, lo que no se había visto, candidatos de algunos partidos cambiaron de colores partidistas a unos días de las elecciones. Todo eso fue mal visto por los dirigentes de los institutos políticos que les apoyaron.
Pero aún está lo que falta, no duden que ya, cuando hayan tomado posesión de sus cargos algunos diputados federales y senadores, también haya desbandada, como ocurrió al inicio del sexenio que está por concluir, donde algunos morenistas cambiaron de partidos y se volvieron feroces críticos y, hasta enemigos, del presidente López Obrador, pero la historia lo va a poner en su lugar, no porque hayan traicionado a AMLO, sino porque poco o nada les importó que la gente se diera cuenta de sus apetencias políticas, que conociera su verdadero rostro, el rostro más abominable; el de la traición, porque no se traicionó al partido ni al presiente, sino al pueblo que les dio su voto. No lo olvide, caro lector; la traición nunca viene de un enemigo, sino de un amigo, de alguien en quien se confió y que al final resultó ser un rapaz o un judas.
Y, pues bueno, por nuestra parte solo queda desearles a todas y todos las y los candidatos que haya suerte y que sus campañas hayan logrado convencer al pueblo, que cual será, al final de cuentas, quien tenga la última palabra con su voto en las urnas este domingo venidero.