Primer día del mes de diciembre, el espíritu de las fiestas decembrinas pronto estará por todas partes, la gente ya está instalando su árbol navideño en casa, y los políticos en el poder, pronto tendrán pistas de patinaje, adornos luminosos, pinos gigantes, y cualquier otra idea maravillosa que haga a los ciudadanos olvidarse de la incompetencia de los gobernantes y su equipo de colaboradores. La política mexicana es a ratos muy estúpida, a la gente la distraen con una sonaja, una lámpara de colores fosforescentes, el chiste simplón, la rima barata o la cacofonía reverberante de una tonada rítmica y pegajosa. El mexicano es fácil de convencer, le gustan los dramas y las tragedias ajenas, la carcajada que provoca el pastelazo, el resbalón, el extravío del anciano, la sonrisa del idiota y el mal gusto del gay estereotipado. El mexicano promedio ama el fútbol, porque no requiere mayor esfuerzo intelectual y le provee de otras dos cosas para las cuales está programado genéticamente el disfrute, comer y beber alcohol. Todos los distractores que se han inventado desde la época del circo romano los ha conocido esta tierra olvidada de Dios. El deporte ya era la atracción principal de los pueblos prehispánicos mucho antes de la llegada de los conquistadores, el juego de pelota creo que, además, era una cosa digna de encomio, sólo hasta que se intenta levantar una pelota con el movimiento de cadera se valora el esfuerzo de nuestros antepasados por divertir. Como sea, me imagino que en aquellos siglos también había legiones de imbéciles vitoreando al goleador y aborreciendo al equipo visitante.
Pero en México la grilla nunca se detiene, -y San Luis Potosí no es la excepción- falta una semana para la sesión de consejo político en el partido acción nacional que elegirá a la nueva dirigencia estatal, la favorita del alcalde capitalino y el gobernador anda muy calladita, quién sabe si es por excesiva confianza o preocupación, pero hasta el momento se ha manejado con cautela. Verónica Rodríguez eligió el sistema de consejo político estatal porque se suponía que ahí se siente segura por el reducido universo de electores, no más de cien son los convocados. En la esquina contraria, la veterana Lidia Argüello, ella trae las cicatrices de mil batallas y es un símbolo de estoicidad en los restos de lo que alguna vez fue el otrora partido de la oposición, el primero en lograr la alternancia y aunque muchas ocasiones fue vapuleado, siempre estuvo integrado por personajes que tenían un prestigio en la rancia sociedad potosina. La clase media y los aspiracionistas jamás lo abandonaron, mal que bien es la fuerza política mejor constituida en la capital del estado, mantiene su “voto duro” y aunque no tenga liderazgos fuertes siempre aparecen de mínimo 80 mil votos, vamos, incluso con Xavier Azuara como candidato a la alcaldía capitalino (2015) mantuvieron el mínimo histórico que les permitió seguir vigentes.
El proceso está muy contaminado, revolcaron las aguas y el ambiente está muy turbio, la candidata en desventaja denunció la intromisión del partido revolucionario institucional y el partido verde en el proceso, era natural, siempre quien se siente en desventaja es el primero en deslegitimar y poner en duda la equidad de la contienda. Sin embargo, no miente Lidia Argüello, es sabido que el alcalde capitalino se está jugando demasiado en la elección de la dirigencia, la posibilidad de una transición tranquila los próximos dos años para preparar su candidatura a gobernador en 2027, no es lo mismo tener una socia colaboradora en la presidencia del comité directivo que alguien con ánimo de reivindicación exigiendo cuotas de poder y garantismo para con la militancia. La gente con principios siempre da problemas, por eso en la política mexicana los que triunfan son las párvulas y casquivanas sin escrúpulos, las primeras porque son baratas, y las siguientes, por qué tienen precio. Aun así, Verónica Rodríguez no es la ingenua que se dejó manipular hace tres años, por aquellos rumbos era obediente y su ambición muy limitada, ni tenía un grupo político, no significa que ahora lo tenga, esos payasos que la rodean son una copia barata del nido roedores donde creció, solo que ahora ella está reinventando la historia y es una pequeña dictadora en etapa larvaria.
Por su parte Lidia Argüello tampoco puede alegar ingenuidad, omite decir que el grupo político que le aporta el grueso de los delegados operan con tácticas de mafia siciliana, el apoyo del “tanquianero” es inocultable, el compadre del diputado David Azuara Zúñiga no escatima en gastos, otra cosa es que tenga operadores muy torpes o desprestigiados, pero dinero hay, y de sobra. Se habla de que el voto del consejero a favor de Lidia se está cotizando casi como si fuera bitcoin, y si usted amable lector se está preguntando si en verdad vale la pena, permítame abrirle los ojos, sí, si algo se puede comprar, no es caro o barato, solo necesario. Así es el juego del poder en México, lo valioso son las candidaturas de los partidos mayoritarios. Lidia Argüello no ignora los intereses y vínculos del grupo político que la respalda de manera coyuntural, si Xavier Azuara hubiera presentado como carta política a una candidata vinculada directamente con él, ni con la chequera de Carlos Slim le habría ajustado para pagar todos los agravios que ha acumulado en su carrera política, digamos que fue la jugada más obvia e inteligente que pudo hacer. Algunos consejeros que apoyan el proyecto de Argüello asumen que en un tiempo perentorio también debería deslindarse del “azuarismo” y establecer la dignidad perdida. Primero que gane. El resultado se espera de pronóstico reservado, debería ganar Verónica Rodríguez, aunque dicen que la soberbia nubla la razón, habrá que esperar.
Por su parte en el partido revolucionario institucional también habrá elección de dirigencia estatal, con esa sorpresa nos amanecimos los chismosos de la política de arrabal, el próximo martes se convocó al consejo político estatal para determinar el procedimiento, para empezar habrá que ver si Sara Rocha Medina es capaz de juntar el quórum necesario y así resolver lo que más convenga a sus cochinos intereses, según se dice ya no trae ni el ánimo, ni la simpatía de hace un año, últimamente sólo roña y hasta sus más allegados como el abogado Alberto Rojo Zavaleta o Hugo Urbina Santoyo han decidido deponer las armas, al parecer no fue negocio. Nadie imaginó que a ese cascarón todavía se le podía sacar provecho, pero Sara Rocha logró lo imposible, la cosecha no es mala, una diputación plurinominal, más el presupuesto del partido y agregue usted una jugosa partida que todo mundo desconoce, un recurso que vía dirigencia nacional envía el INE México sin pasar por el consejo estatal electoral y de participación ciudadana (Ceepac) y un se ejerce simulando eventos pedorros de capacitación a militantes, un coffee break y un par de horas escuchando a un motivador que nadie conoce pero que cobrará como si fuera Miguel Ángel Cornejo. El monto no es como para desdeñarlos, son cuatro millones y pelos.
Recientemente la dirigente estatal del PRI trajo de gira a una antigua subordinada de cuando ocupó una cartera del comité ejecutivo nacional de nombre Vianey Romero para impartir una conferencia sobre “cómo identificar violencia política de género”. Ya de paso (y de paseo) asistió y representó a la dirigente estatal del PRI para presentar una queja por violencia política género en contra del periodista Juan José Rodríguez Medina, “el tigre”, como se le conoce de siempre al columnista del Periódico Pulso ni se inmutó, como buen felino que, además, también participa de la pensión bienestar, pues ya está curtido en esto de las lides políticas. Con el tiempo uno se acostumbra a las amenazas, (sic) pero antes la censura la ejercía el gobierno y el hostigamiento provenía de los mafiosos formales, ya se sabe, sujetos torvos (y turbios) y de aspecto gorilesco, -amaba esas referencias prejuiciosas tan políticamente incorrectas ahora- hoy en día tal parece que no se le puede decir corrupta a una mujer que se excede en el gasto del dinero público porque se corre el riesgo de que lo acusen a uno de violencia política de género. ¿En qué momento todo esto degeneró en mojiganga y pitorreo?
Sara Rocha ha entrado en el círculo vicioso del político priísta en decadencia, paranoica, esquizofrénica y con delirio de persecución. Su voracidad fue tal que en ahora es incapaz de convocar a los sectores y organizaciones priistas porque por primera vez ha logrado lo imposible, unirlos a todos, pero en contra. De los alcaldes priistas que aún quedaban, los que no se han ido al partido verde, ya ni el de Cerro de San Pedro le responde el teléfono. Se ha vuelto muy pediche y hambreada, “asegún” -ancina decía mi abuelito. Lo peor que le puede pasar al PRI, es que nadie levante la mano y Alejandro Moreno apoye la reelección de Sara Rocha, peligro y ahora si pierden el registro. Será una semana muy fría, pero va a terminar caliente, abríguese y cuídese de los cambios de temperatura.
@gandhiantipatro