Por: El Jofrito
Después de meses de ver cómo avanzaba —a paso de caracol cojo— la obra del Arco de Bienvenida en Tierra Nueva resulta que se quedaron sin su ceremonia de inauguración. Nada de discursos, aplausos, ni selfies con el fondo de concreto. Ni siquiera la clásica banda de viento para animar la cosa. ¿La razón? Simple: ya se habían tardado demasiado. La presión social hizo lo que la planeación no pudo: agilizar. Y es que no era cualquier fecha la que se acercaba, sino las fiestas patronales del Señor de la Piedad, y la obra estancada se interponía en la arteria más importante —y única— de acceso a la cabecera municipal. Así que, en modo turbo, terminaron en horas lo que no lograron en semanas. Urgencias mágicas que sólo las fiestas logran despertar. La ruta alterna, por el barrio donde se instalaron juegos y puestos, amenazaba con convertirse en un caos total. Por eso, la decisión fue tajante: abrir la vialidad y olvidarse del acto protocolario, aunque eso implicara que varias camisas ya planchadas para la foto de grupo quedaran colgadas en el clóset. Se quedaron con las ganas de presumir la obra, claro. Pero también quedó claro que la presión ciudadana sí empuja, y que cuando se quiere —o se necesita con urgencia— sí se puede terminar algo en tiempo récord. Eso sí, que nadie se sorprenda si más adelante se les ocurre armar un “acto simbólico” con mariachis reciclados y discursos en pasado perfecto. Al fin que las ganas de figurar nunca faltan… aunque sea con obras ya inauguradas por el tráfico.
Por más que se intente disfrazar, los hechos hablan por sí solos: Morena en Tierra Nueva no tiene rumbo, ni fuerza, ni liderazgo. Y gran parte de esa responsabilidad recae en su actual dirigente local, Óscar Guadalupe Flores Ramírez, conocido coloquialmente como “El Pillo”. Un mote pintoresco, sí, pero que hoy parece resumir más de lo que muchos quisieran admitir.
El “Taller Introductorio de Formación Política”, convocado esta semana por Flores Ramírez, fue un fracaso rotundo. Un evento sin alma, sin militancia, sin estructura. La poca gente que acudió fue más por compromiso o por curiosidad que por convencimiento. No hubo energía, ni discurso que motivara, ni mucho menos señales de un partido en movimiento.
¿Dónde están los cuadros nuevos?, ¿las bases activas?, ¿la estrategia territorial? Morena, un partido que hace apenas unos años arrasaba en todos los rincones con el discurso de transformación, hoy luce abandonado en Tierra Nueva, y lo que es peor: en manos de un dirigente que no conecta con la gente, que no construye desde abajo y que no articula políticamente. “El Pillo” ya fue candidato a la alcaldía. Perdió. Pero lejos de replegarse y construir desde la autocrítica, parece que se instaló cómodamente en una dirigencia que solo administra la inercia. Nada más. Ni activismo, ni formación, ni alianzas comunitarias. Solo un membrete y eventos que no despiertan ni a los simpatizantes más fieles. En política, el tiempo castiga la mediocridad. Y Morena en Tierra Nueva está pagando ya el precio de haber apostado por liderazgos sin trabajo de campo, sin arraigo verdadero y sin visión de futuro. Si no corrigen el rumbo pronto, no solo perderán la plaza, perderán también la voz de quienes alguna vez creyeron en el proyecto de transformación. Porque hoy, lo que queda claro es que Morena en Tierra Nueva no levanta… y con este tipo de dirigencias, difícilmente lo hará.
Luego vamos a comentarles cómo va a salir del catálogo de Pueblos Mágicos este municipio, igual también quedaría fuera Santa María del Río, pero eso lo vamos a comentar más adelante. Por esta semana ya fue todo, se acabó el espacio, pero nos leemos la semana próxima D.M.
