Por: El Jofrito
La Feria Regional de Tierra Nueva, la famosa FERETI 2025, simplemente no ha levantado. No es exageración, basta con recorrer los espacios de la fiesta para percibir un ambiente apagado, distante de lo que debería ser la celebración más importante del municipio. Y es que, seamos claros, la falta de promoción terminó pasando factura: sin difusión adecuada y con un cartel musical poco atractivo, no podía esperarse un resultado distinto. El comité organizador parece haber trabajado contra el tiempo, sin estrategia ni visión. Tierra Nueva ostenta con orgullo la categoría de Pueblo Mágico, pero lo que vemos dista mucho de un evento digno de esa etiqueta. Una feria regional debería proyectar identidad, cultura y alegría, no solo cumplir con un programa por compromiso. El Pabellón Artesanal, que se inaugurará en los patios de la Presidencia Municipal, es quizá uno de los pocos aciertos. Allí se concentrará lo que sí distingue a este municipio: la tradición, el talento y la creatividad de sus artesanos. Ojalá sea suficiente para rescatar parte de la esencia que debería impregnar toda la feria.
Lo religioso, como siempre, es la columna vertebral. La devoción a San Nicolás Tolentino volvió a congregar a la comunidad, que acudió masivamente a la parroquia. En este aspecto no hay falla: Tierra Nueva sigue fiel a su santo patrono, y ahí se encuentra el verdadero corazón de la FERETI. Pero más allá de la fe, la fiesta laica está en deuda. Y es una lástima, porque la feria no solo es tradición, también es oportunidad: atraer visitantes, dinamizar la economía local, presumir la riqueza cultural. Si las autoridades municipales no entienden que una feria mal organizada es un reflejo del descuido hacia el propio pueblo, seguiremos teniendo celebraciones que, en vez de orgullo, dejan un sabor amargo. La FERETI 2025, hasta ahora, ha sido una feria sin magia, y para un Pueblo Mágico, esa es la mayor de las contradicciones.
El próximo mes de octubre, Tierra Nueva volverá a ser escenario de un evento que ya comienza a consolidarse como parte de su identidad deportiva y turística: la cuarta fecha del Serial Trial Mágico, que se correrá el 18 y 19 de octubre. La justa culminará en Ciudad del Maíz a finales de noviembre, cerrando un circuito que busca no solo poner a prueba la resistencia de los corredores, sino también promover el turismo en los municipios que ostentan el título de Pueblo Mágico.
La oferta es amplia: distancias de 3, 5, 10 y hasta 21 kilómetros, pensadas para distintos niveles de preparación. Desde quienes apenas comienzan en el mundo del atletismo hasta los que buscan superar la media maratón en terrenos complicados. Todo con una bolsa de premios de 250 mil pesos, cifra que no es menor y que seguramente atraerá tanto a corredores locales como foráneos.
Más allá del incentivo económico, lo interesante está en lo que este evento significa para Tierra Nueva. El deporte, en este caso el trial, funciona como pretexto para mostrar la riqueza natural del municipio, sus paisajes agrestes y sus calles cargadas de historia. Correr en un Pueblo Mágico no es lo mismo que hacerlo en la ciudad: aquí la experiencia va más allá de la competencia, es un encuentro entre cultura, naturaleza y esfuerzo físico.
Claro está, la pregunta obligada es si las autoridades y los organizadores lograrán capitalizar esta oportunidad. Porque no basta con recibir a los corredores, hay que garantizar una buena logística, servicios para visitantes y un entorno seguro. El Serial Trial Mágico puede ser un escaparate para Tierra Nueva, pero también un espejo que exhiba carencias si no se prepara adecuadamente.
Al final, la carrera es doble: una se corre en las veredas y calles empedradas, la otra en el terreno de la organización. Y si Tierra Nueva quiere consolidar su lugar en este circuito, deberá correr ambas con la misma energía. Nos leemos la semana próxima.