En San Luis Potosí hay un hedor que recorre el ambiente, la presencia dominante del gobernador en casi todos los ámbitos de poder que requieren una decisión política o técnica. Ricardo Gallardo está convencido de que su capacidad y sapiencia le alcanza para resolver en tres segundos y sin la mínima reflexión o cotejo cualquier cosa. Al personaje le urge un amigo, alguien que lo acompañe y que tenga el don maravilloso del sentido común, alguien que lo haga dudar, muchas vidas se habrían salvado gracias a ese héroe desconocido -que no existe. Todos los grandes políticos que han triunfado en el mundo gozan de la confianza de algún asesor para los momentos de crisis, alguien que seguramente se ha tragado más de tres libros y tiene la fortuna de concertar algunos debates complicados con un par de contertulios que a su vez, no coinciden en nada con él, pero se llevan bien y disfrutan del maravilloso arte de la discusión. La contraposición de las ideas nos permite detectar equivocaciones, nadie debe sentirse avergonzado por cometer un error, de eso se trata la vida, somos seres humanos imperfectos, simples, sencillos.
Ricardo Gallardo Cardona siente la presión y en ocasiones cae en el artificio de culpar a los demás cuando las cosas no salen bien -que es casi siempre. Rara vez el gobernador de San Luis Potosí -y de cualquier otro estado- se le ha escuchado reconocer un desacierto y asumir su participación en el mismo. Y lo mismo pasa con los alcaldes y diputados, y casi con todos aquellos que desde alguna pequeña esfera de poder se manifiesten públicamente y deben rendir cuentas. Aunque ahora, desde que el presidente de la república se da por reservar información que debería ser de carácter público, -como los gastos del aeropuerto Felipe Ángeles o el tren maya- ya cualquier gobernador deja en suspenso por veinte años los presupuestos de un puente o la remodelación de una plaza por considerarlo de “seguridad nacional”. No digo que así pase en San Luis Potosí, porque como no existe oposición política, pues nadie se atreve a preguntar -siquiera en aras de la transparencia- si el gasto público que se está ejecutando es el adecuado.
Tal parece que en nuestro estado no hay mucho que criticar, o todos son cómplices de algo. Sin embargo, como el gobernador es de la filosofía que no acepta un no como respuesta -y tampoco críticas- todos deben insertarse graciosamente en el pensamiento positivo, no hay lugar para la duda pues el menor titubeo se clasificará como negatividad y eso, le hace daño al mundo y podría dar al traste con cualquier proyecto. Las dirigencias de los partidos políticos más importantes o representativos se encuentran en manos de mujeres, PAN, PRI y Morena. Es una clara muestra de que la equidad de género en el reparto de espacios de poder no garantiza ninguna independencia, ellas suelen ser igual de serviles que los hombres. Hasta en el discurso, que para eso se gasta nada más saliva, pero hace falta inteligencia y arrojo. Las tres padecen de lo mismo y se comportan cortesanas, igual piensan que están haciendo lo correcto.
Las cosas van muy deprisa y los tiempos políticos muy acelerados. Los que sienten cercanía con Claudia Sheinbaum andan repartiendo hasta la última capitanía de puerto y sobre todo aquellos que son amigos también de Rosa Icela Rodríguez, con eso de que según ya tiene el plan de venir a ser senadora por San Luis Potosí y después será gobernadora en sustitución de Ricardo Gallardo Cardona en el 2027. Por eso dicen que, si quieres hacer reír a Dios, le platiques tus planes. Suena tentador pensar que la poderosa jefa de la policía federal venga a influir en la política potosina, sobre todo cuando sonaba en las encuestas para ser gobernadora de la Ciudad de México. Si esta gachito el bajón para venir al rancho hacer grilla pueblerina. Puede ser que en eso sí le lleve ventaja el gober y su equipo de promoción de campo. Como decía mi abuela, “se me hace muy ojona pa’ paloma”.
Para empezar doña Rosa Icela tendría que hacer algo con ese tema de la inseguridad porque no conocemos cómo será en otras partes de México, pero aquí en el estado, casi no se ha sentido la mano de la justicia. El estado es un caos, secuestros, extorsiones, ejecuciones y robo de autos son la marca de la delincuencia organizada y al parecer, están incontenibles. No digo que el problema tenga solución, solo que no se nota que la señora esté haciendo un esfuerzo por ayudar a los potosinos. Si, ya lo sabemos, algún incauto dirá que la doña mandó un comando especial y que se está apoyando en las labores de vigilancia, pero al ciudadano común, al que vota, solo le interesa conocer los resultados, y si no hay ninguna mejoría en su realidad, entonces no existe ninguna estrategia, y tampoco habrá gratitud.
Por las redes sociales pululan encuestas con resultados que reflejan la predominancia de Morena en el ideario colectivo del mexicano promedio, aún en San Luis Potosí capital que es un bastión panista, Morena gana incluso sin aliarse con el partido verde. Para quienes pensaron que el análisis de la elección anterior sirve como referente se dará cuenta del error inmediatamente. El partido verde debe hacer a un lado su arrogancia porque es muy probable que pierda la mayoría en el congreso del estado contra una legión de desconocidos o políticos improvisados como sucedió en la elección presidencial de Andrés Manuel López Obrador hace cinco años. Derivado de esa sorprendente campaña llegaron al poder personajes totalmente desconocidos como “el mijis” o la diputada Angélica Mendoza que derrotó al ahora líder de los diputados verdes y exalcalde soledense José Luis Fernández alias “el chiquis”.
Ricardo Gallardo Cardona necesita un verdadero líder en su partido y no esa marioneta pusilánime, Eloy Franklin es un lacayo obediente y servil, pero no es un político analítico y con experiencia, es un mamporrero y oficioso personero que sin duda es útil si se trata de ir a un concurso de porras, pero en un escenario complejo y en la coyuntura de una elección presidencial difícilmente será un perfil que se respete. El problema del gobernador es que ha concentrado tanto la atención en su figura que ninguno de sus colaboradores ha crecido bajo su sombra, es por ello por lo que difícilmente los nombres José Luis Fernández o Ignacio Segura Morquecho resuenan por sí solos, incluso el del secretario de gobierno Guadalupe Torres suena, pero si no se le despoja de la relación con el jefe del ejecutivo o el partido verde. En cierta forma, Gallardo es el responsable de que sus colaboradores no tengan luz propia, porque cualquiera que fue descubierto haciendo grilla por su cuenta inmediatamente era denunciado con su señoría y pasado por las armas.
La verdadera rebatinga se dará al interior de Morena, sobre todo ahora que todas las encuestas dicen que se avecina un carro completo, Gabino Morales ha levantado la mano en la capital al igual que Leonel Serrato, aunque el titular de la secretaría del bienestar se mira en el Senado si es que toca hombre y hay alianza con el verde. Disculpen al señor súper delegado por ser tan ambicioso, pero si no es ahora, entonces ¿cuándo? Rita Ozalia Rodríguez por su parte trae malas juntas huastecas, nada grave, pero la entretienen. Su inexperiencia la vuelve vulnerable, compra cualquier chisme y se ha vuelto paranoica, para su fortuna, su hermana hace tiempo le envió un consigliere del que próximamente abundaremos. Ese es el importante, el negociador.
Quizás el más beneficiado de semejante mazacote de intrigas y banalidades sea el maestro Enrique Galindo Ceballos quien buscará la relección en la capital. Para tener una posibilidad de triunfo requiere forzosamente dos cosas, el apoyo de los panistas y que Morena y el partido verde vayan sueltos. Ya veremos si su amuleto hertz nuevamente de gran valor.
Última semana de octubre que antecede a los festejos del mes de noviembre, este año ya se acabó, sean prudentes y cuiden sus pasos.
@gandhiantipatro