Por: Martín Hernández Solano
El día 6 de noviembre se estrenó en Netflix la película Pedro Páramo, adaptación de la novela homónima de Juan Rulfo, dirigida por el cinematógrafo Rodrigo Prieto en su debut como director, contando con actuaciones de Tenoch Huerta, Ilse Salas y Manuel García Rulfo. La cinta fue filmada en tierras potosinas, de las cuales viene el mismo legado de Rodrigo, teniendo un gran recibimiento en su paso por festivales, aunque las críticas no hayan sido amables en un principio, el público general amó esta adaptación, que ahora goza en la comodidad de sus casas, pero ¿Qué significa este éxito para el cine potosino a nivel nacional?
Primero, aclaremos que Pedro Páramo sólo es la mitad de potosino, ya que ni sus actores ni director son originarios de aquí, ni el espacio en el que transcurre la historia, solo fue filmado aquí y el director apenas y tiene antepasados familiares aquí. Por otro lado, debemos tener un panorama completo del cine hecho en todo México para comprender qué sucede con nuestro cine local.
En 2023, se produjeron alrededor de 260 películas en México. De estas, aproximadamente un 70% corresponden a producciones independientes, muchas de ellas realizadas fuera de los centros tradicionales como la Ciudad de México. Sin embargo, solo un pequeño porcentaje llega a la distribución masiva en salas comerciales.
Ese mismo año, en México se celebraron más de 50 festivales de cine, muchos de los cuales se enfocan en cine independiente o regional. Sin embargo, menos del 15% de las producciones proyectadas en estos festivales logran posteriormente distribución comercial. Los festivales siguen siendo, no obstante, una de las principales vías para la visibilidad de cineastas de estados como San Luis Potosí.
Ahora, en el ámbito de los realizadores ¿dónde pueden encontrar estos espacios de exhibición? Solo por poner un ejemplo rápido, en la reciente Muestra de Cortometrajes Potosinos, organizada por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), se presentaron siete cortometrajes realizados por cineastas locales. Estos cortos, que incluyen producciones como Wayak de Enchilada Studio y Retrato de Abrahán Verástegui, fueron seleccionados por su calidad en guion, sonido y edición. Los trabajos también tuvieron proyección en plataformas como Nuestro Cine MX del Instituto Mexicano de Cinematografía.
Con esto nos queda más que en claro que sí se realiza cine potosino, pero se consume poco, por problemas de exhibición y consumo, esto debido a la escasa formación de públicos que existe para consumir ya no solo cine mexicano, si no el cine de su mismo municipio o ciudad. Si de por si la barrera de la exhibición es un gran problema, la producción y el financiamiento suelen contar con recursos más modestos, lo que reduce sus posibilidades de competir en calidad técnica o de marketing con las producciones nacionales. Aunque existen fondos y estímulos estatales y nacionales, como el Fidecine o el Eficine, acceder a estos apoyos implica competir con proyectos de mayor alcance o de cineastas con mayor reconocimiento. Películas como Pedro Páramo, a pesar de contar con nombres pesados dentro de la industria, tuvo que ser producida y exhibida por Netflix, que en los últimos años se ha mostrado con un gran interés en dar dinero a producciones nacionales, en donde existe un buen negocio que pocos ven, aunque bueno el tema de los abusos laborales en este medio es otro tema para otra columna.
Se que parece un panorama desolador para los amantes y realizadores de cine en nuestro municipio, pero no todo está perdido, la colaboración lo puede todo para sacar adelante un proyecto y puede haber distintas vías para lograrlo, ya sea con fondos a base de eventos de caridad o de páginas en internet que se encargan de esto. Espacios como la Cineteca Alameda y los servicios Streaming son la salida clave para formar públicos y exhibir cine de nuestro país. Es algo que va a tomar mucho tiempo hasta que sea un negocio al menos a nivel local, pero si filmes como Pedro Páramo pueden llegar a tener este impacto cultural y social en las salas de exhibición, pienso que nuestro cine tiene mucho que demostrar y puede ser este un buen tiempo para demostrarlo. Hagan cine y consuman cine, que el mexicano es una máquina para contar historias casi imparable.