El fundador del Cártel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada, está programado para declararse culpable en una audiencia el próximo lunes en Nueva York, según documentos judiciales de Estados Unidos. Esta decisión surge tras un acuerdo con la Fiscalía, que descartó la pena de muerte para el narcotraficante de 77 años. Zambada enfrenta cargos por tráfico de drogas, lavado de dinero y conspiración para asesinar, relacionados con su liderazgo en el cártel. La declaración de culpabilidad podría allanar el camino para una sentencia reducida si coopera con las autoridades. Este desarrollo representa un golpe significativo al crimen organizado transnacional.
Zambada fue arrestado en julio de 2024 en Texas, tras un supuesto secuestro orquestado por Joaquín Guzmán López, hijo de “El Chapo”. Desde entonces, ha permanecido en custodia federal, negando inicialmente los cargos en su comparecencia inicial. Su abogado, Frank Pérez, había anticipado la posibilidad de un acuerdo para evitar un juicio prolongado. El cambio de postura se produce después de que la Fiscalía confirmara no buscar la pena capital, un factor clave en las negociaciones. Este caso ha tensado las relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos.
La posible declaración de culpabilidad de Zambada podría revelar detalles sobre operaciones del Cártel de Sinaloa, impactando investigaciones en curso. En México, el gobierno de Claudia Sheinbaum ha solicitado su repatriación, argumentando irregularidades en su detención. Sin embargo, expertos consideran improbable su regreso, dado el estatus de los cargos federales en EE.UU. La oposición venezolana y grupos antidrogas han celebrado la noticia como un avance en la justicia internacional. Analistas prevén que esto intensifique la guerra interna en el cártel.
La audiencia del lunes ante el juez Brian Cogan definirá los términos del acuerdo y posibles sentencias para Zambada. Si se declara culpable, podría enfrentar cadena perpetua, similar a la de “El Chapo” Guzmán. Su cooperación podría reducir la pena, pero también exponerlo a riesgos de represalias. Este evento marca un capítulo clave en la lucha contra el narcotráfico en América. La comunidad internacional observa de cerca las implicaciones para la seguridad regional.