En una actuación para el olvido, el Atlético de San Luis cayó 3‑2 ante Querétaro este viernes, en lo que fue una exhibición de errores inconcebibles. Desde el inicio, la defensa mostró fragilidad, fallando en coberturas y dejando espacios que los Gallos aprovecharon con contundencia. Las marcaciones flojas y la poca comunicación defensiva fueron un caldo de cultivo para los goles visitantes.
El partido exhibió más falencias que virtudes: João Pedro adelantó a San Luis a los 10 minutos de partido y lo empató desde un tiro penal, y luego falló una clara chance de ampliar la ventaja. Fue el resto de la segunda parte la que evidenció la falta de concentración: un gol recibido al minuto 49 por un despeje impreciso, y el penal en tiempo agregado, cometido por Román Torres, rubricaron el desastre.
La estadística es lapidaria: sólo 38 % de posesión, idéntica cantidad de tiros a gol en comparación con su rival, y más faltas y corners en contra que a favor. El equipo nunca impuso condiciones ni reaccionó ante el guion adverso del partido.
Para colmo, el escenario fue emblemático: nuevo dueño, nuevo aire, y en el Clásico de la 57, el equipo ofreció espectáculo, pero para el rival. San Luis desperdició su condición de mejor ubicado en la tabla y se hunde nuevamente tras una derrota evitada desde situaciones tan básicas como despejes y marca personal.
El Atlético cierra una semana que prometía ser un giro de página, solo para evidenciar que los problemas son estructurales. La falta de sangre fría en momentos clave, el cero ajuste en el rectángulo de juego y la fragilidad defensiva dejan al equipo más cerca del abismo que del liderato.