El presidente Donald Trump anunció un arancel del 100 % sobre chips y semiconductores importados, una medida que podría exonerar únicamente a aquellas empresas que inviertan en infraestructura dentro de Estados Unidos.
Esto ha generado preocupación entre los fabricantes asiáticos y europeos, quienes advierten que el aumento abrupto de costos resultaría inviable para márgenes ya reducidos.
Empresas pequeñas, como Adafruit, que dependen de suministros globales de chips, expresan incertidumbre sobre cómo cumplir con estas nuevas condiciones.
Expertos, entre ellos Martin Chorzempa del Peterson Institute, señalaban que no está claro si los aranceles aplicarán también a componentes con chips integrados —como automóviles o teléfonos inteligentes—, lo que complica aún más el panorama.