SANTA MARÍA DEL RÍO, S. L. P. – Una mujer, quien desvió su camino para entrar al pueblo a comprar un rebozo, fue víctima de la prepotencia, falta de sensibilidad y criterio para tratar a las personas, pero principalmente a los visitantes que con su estancia aquí, aunque sea breve contribuyen al desarrollo del municipio, con sus adquisiciones de artesanías.
La mujer, de quien se ignoran sus generales, subió un video a redes sociales, en Facebook, además del comentario de lo que fue su visita a esta cabecera. Indica que viajaba por la carretera y decidió hacer un alto, entrar a Santa María del Río a comprar un rebozo, entraron y se dirigieron a una de las plazas, estacionó su vehículo, pero lo hizo en un cajón de estacionamiento para discapacitados.

Creyó no habría problemas, pues con ella viajaba una persona que para su movilidad debe apoyarse con el uso de muletas. Fue e hizo la compra del rebozo, cuando volvió se dio cuenta faltaba una placa al vehículo, pero no tenía boleta de infracción y fue con los agentes de tránsito a pedirles la devolución de la misma, llevó con ella a la persona discapacitada.
Los agentes vieron que efectivamente iba con una persona discapacitada, pero le dijeron que además debía llevar el tarjetón pegado en el parabrisas que indicara era transporte para una persona con discapacidad o, en todo caso, haberles pedido permiso. No le hicieron caso, fue a la comandancia a tratar de recuperar la placa, fue igual, exigieron el pago de la multa y no aceptaron ningún argumento.
Pidió la boleta de infracción para poder seguir su camino y justificar a la Policía de Caminos la falta de la misma, porque no le habían dejado dicho documento pegado al parabrisas, como se supone debió haber sido, pero tampoco se la dieron, aseguraban haberla dejado pegada en el parabrisas, que buscara bien, pero en realidad esa boleta nunca la vio la denunciante.
Tampoco le quisieron dar o mostrar la copia de la infracción. Finalmente debió pagar dos mil 500 pesos por la supuesta infracción, pero tampoco le dieron recibo por ese pago, pues señalaron que por ser domingo no trabajaba Tesorería. Así, sin ningún comprobante debió desembolsar la cantidad exigida, para poder seguir su camino.
Deja, como despedida, algo que tal vez otros turistas que han sido víctimas de la prepotencia policial han dicho; “Muy bonito su pueblo…, pero nunca regresaré, es una pena para los que nos gusta visitar los pueblos de México y contribuimos a la economía de estos, ahorita que estamos pasando momentos tan difíciles, Y QUE LAS AUTORIDADES MUNICIPALES ABUSEN DE SU PODER MAL APLICADO “.
Esto pasa en una población que sin tener industrias ni atractivos turísticos que vender, se sostiene del turismo, de la venta de artesanías, entre ellos el reconocido rebozo y las cajitas taraceadas, que ha hecho la petición formal de ser incluido en el catálogo de “Pueblos Mágicos”, no porque se logre captar más visitantes, sino por los recursos extraordinarios que les son entregados vía federación.