Un violento asalto ocurrió la tarde de ayer en una tienda de abarrotes ubicada en la calle de Prolongación Negrete, entre la Avenida San Pedro y la calle de María Teresa. Dos pistoleros irrumpieron en el establecimiento y, bajo amenazas, se llevaron todo el dinero en efectivo de la caja registradora, además de dos botellas de Coca Cola.
El incidente ocurrió alrededor de las 3:00 p.m., cuando los asaltantes entraron a la tienda y uno de ellos apuntó con una pistola a la cabeza del dueño, mientras el otro se encargaba de vaciar la caja registradora. Los delincuentes lograron escapar rápidamente, dejando al comerciante y a los clientes en un estado de shock.
Los vecinos de la zona llamaron de inmediato a la policía municipal de Soledad en busca de auxilio. Sin embargo, los oficiales llegaron una hora después del incidente, cuando los asaltantes ya habían huido. Esta tardanza ha generado indignación entre los residentes, quienes critican la falta de respuesta efectiva de las autoridades locales.
“Los policía del Municipio de Soledad, son buenos arrestado a chavos drogadictos que son inofensivos, a borrachitos, y a marido que llegan gritando a su casa. Pero cuando aparecen los pistoleros asaltando tienditas, o robando en la calle a las parejas de novios, llegan una hora después buscando a los malandros. O de plano, ni van a pesar de que los vecinos les hablan pidiendo auxilio,” comentó un vecino que prefirió mantener el anonimato.
Este episodio pone de manifiesto la inseguridad que se vive en la zona y la percepción de ineficacia de las fuerzas del orden para combatir el crimen organizado. “El miedo no anda en burro”, reza un viejo refrán que, en este contexto, cobra más relevancia que nunca. La frase subraya la necesidad de actuar con rapidez ante una amenaza grave, en lugar de confiar en una respuesta lenta y poco eficaz.
El dueño de la tienda, aunque ileso físicamente, quedó profundamente afectado por el asalto. “No sé qué haré ahora”, dijo visiblemente conmocionado. “Solo quiero que esto no le pase a nadie más”.
Las autoridades han iniciado una investigación para dar con los responsables, pero la comunidad permanece escéptica ante la posibilidad de que se haga justicia. Mientras tanto, los residentes de Soledad continúan viviendo con el temor constante de que la próxima víctima del crimen organizado sea uno de ellos.