InicioDestacadasBarcelona conquistó la Copa del Rey en un épico Clásico

Barcelona conquistó la Copa del Rey en un épico Clásico

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En una noche cargada de emociones en Sevilla, el Barcelona se coronó campeón de la Copa del Rey tras vencer 3-2 al Real Madrid en una final vibrante y dramática, definida en la prórroga gracias a un inesperado héroe: Jules Koundé. El defensor francés, conocido por su templanza y solidez, se vistió de protagonista al marcar el gol decisivo en el minuto 115, cuando todo apuntaba a que el título se definiría en penaltis.

La final estuvo marcada por la tensión y los contrastes. Desde antes del pitazo inicial, el ambiente estuvo enrarecido por la polémica institucional del Real Madrid, cuyas actitudes en la previa añadieron un matiz de crispación que, inevitablemente, terminó influyendo en el desarrollo del juego. A esto se sumó un arbitraje cuestionado: el VAR anuló en los últimos segundos del tiempo reglamentario un penalti inexistente de Raúl Asencio sobre Raphinha, pero también omitió señalar otros dos claros a favor del Barça, uno de ellos un agarrón evidente a Pau Cubarsí.

En la primera parte, el dominio azulgrana fue abrumador. El Barça acorraló al Madrid como pocas veces se ha visto en la era moderna de los Clásicos: tras el primer cuarto de hora, los de Xavi manejaban el balón con un 87% de posesión. La superioridad se tradujo en gol cuando Lamine Yamal, tras una jugada brillante, sirvió un pase preciso a Pedri, quien fulminó a Courtois desde la frontal del área. Con el 1-0, y ante un Madrid desdibujado, parecía que el Barcelona tenía la final en sus manos.

Sin embargo, el fútbol tiene su propia narrativa caprichosa. Tras el descanso, un Real Madrid revitalizado emergió, impulsado por el ingreso de un Mbappé más activo y la energía de Jude Bellingham. Wojciech Szczesny sostuvo al Barça con atajadas cruciales, pero el asedio blanco encontró premio: Mbappé empató con un golazo de tiro libre y, poco después, Tchouaméni dio la vuelta al marcador tras un centro de Arda Güler. De la euforia culé se pasó al júbilo merengue en apenas unos minutos.

Cuando el Madrid parecía tener la Copa en sus manos, apareció el carácter del Barça. Lamine Yamal, el joven prodigio, volvió a marcar diferencias con una asistencia mágica que Ferran Torres capitalizó para empatar. Luego, en una jugada polémica, el VAR intervino para anular un penalti sobre Raphinha, enviando el partido a una prórroga cargada de drama y desgaste físico.

La prórroga fue una batalla de voluntades. El Barcelona, espoleado por la resistencia y el orgullo, encontró la gloria en los pies de Koundé, quien cazó un rebote en el área para lanzar un misil que dejó sin respuesta a Courtois y puso el 3-2 definitivo. La Copa del Rey viaja de nuevo a las vitrinas azulgranas, en una noche inolvidable que reivindicó el espíritu combativo del Barça y confirmó a Koundé como el héroe inesperado de una final para la historia.

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