* El presunto fue detenido durante 72 horas y, tras ser liberado, se dio a la fuga
Uriel, el esposo de Nayeli Alfaro, reportada como desaparecida desde el 24 de marzo, no está desparecido, huyó.
La última vez que se supo de Nayeli, de apenas 25 años de edad, casada con Uriel y madre de un pequeño de dos años, fue el 24 de marzo a las 6:30 de la tarde, cuando regresó a su hogar. Su madre intentó comunicarse con ella ese día por la noche sin éxito.
El día 25, la familia denunció su desaparición y Nayeli se convirtió en un objeto de búsqueda a través de las redes sociales, mediante movilizaciones y exigencias ante la Fiscalía para que agilizaran los procesos y dieran con su paradero.
El fiscal, José Luis Ruiz Contreras, inmediatamente dio la orden: Búsquenla por tierra, por aire, por caminos y verdad. Así se hizo. Agentes investigadores, al mando de Arturo Rodríguez, desplegaron una estrategia con apoyo de la Policía Estatal y la Metropolitana; había que encontrar a Nayeli, pero eso no ha sido posible aún.
Era la tarde del 25 cuando los policías de Investigación arribaron al domicilio en donde vivían la ahora desaparecida, Uriel y su pequeño hijo. De inmediato detectaron la existencia de algunas cámaras de vigilancia de los vecinos y solicitaron permiso para verlas. El esposo de Nayeli estuvo presente en el inicio de las investigaciones. Dos expertos policías se percataron de que Uriel comenzó a ponerse nervioso cuando revisaban cuadro a cuadro las grabaciones de las cámaras y más, aún, cuando descubrieron manchas de sangre en su vehículo.
Instantes después, agentes policiacos rodearon la escena y arrestaron a Uriel. De víctima pasó a ser sospechoso y, según fuentes cercanas a la familia de Nayeli, el presunto habría estado arrestado 72 horas, tiempo en el que los agentes revisaron minuciosamente la casa, donde encontraron algunas evidencias que reforzaron las sospechas de que Uriel tenía que ver con la desaparición de Nayeli.
Todo indica que, por ley, la Policía tuvo que liberar a Uriel y, desde entonces, se desconoce su paradero.
– ¿Creen que está viva? – cuestionamos a nuestra fuente
– Tenemos a la esperanza – respondió
Nuestro informante ruega a Dios para que esta pesadilla termine, para que Nayeli esté con vida y para que todos sea un acto de mal gusto de Uriel, a quien suplica, vía CódigoSanLuis.com que la devuelva sana y salva, que le permita disfrutar su juventud y su hijo, hoy a cargo de los abuelos maternos.
La desaparición de Nayeli mantiene en vilo a la sociedad potosina, pero, sobre todo, a las mujeres.
