No se puede negar que la posición de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ante la eventual crisis que se avecina con motivo de las medidas económicas del presidente Donald Trump, han sido de una inusual entereza y determinación, a pesar de lo complicado de la situación y las posibles consecuencias de su postura, la presidenta ha salido fortalecida al interior. México es un país que guarda profundos agravios dada la complicada relación de vecindad con una nación que sigue siendo la más poderosa del mundo, desde el punto de vista militar y su papel hegemónico en el contexto internacional no es un adversario que se deba tomar a la ligera. La presidenta de México es considerada por sus detractores como un títere del ausente expresidente Andrés Manuel López Obrador, la mayor parte del gabinete está cubierto por figuras políticas que le deben al líder del movimiento de regeneración nacional (MORENA) el éxito y su continuidad. Para aquellos que decían que era imposible que una mujer encabezara la presidencia jamás imaginaron que además le correspondería enfrentar la mayor crisis política y diplomática desde hace más de un siglo. La verdad es que desde la época posrevolucionaria siempre hemos estado a la sombra del vecino del norte y muchos mexicanos casi han olvidado que nos invadieron en una guerra injusta y nos despojaron de la mitad del territorio nacional.
El discurso nacionalista del expresidente Andrés Manuel López Obrador encaja perfectamente en el ideario político nacional y en la cotidiana beligerancia de un México dormido, podremos estar en desacuerdo en las políticas reformistas de la llamada cuarta transformación, pero nadie permitirá que la soberanía del país se ponga en riesgo. Curiosamente, México ha encontrado un aliado coyuntural en el otro país agraviado por las medidas del gobierno de los Estados Unidos de América, los canadienses, ellos incluso han recibido una gentil oferta que en otras épocas habrían sido escandalosa, unirse a su agresor como el estado 51 para evitar la guerra comercial, si eso no es un intento de anexión no sé qué signifique. Y se quejan de lo que hizo el zar ruso Vladimir Putin con Crimea para conservar el control del puerto de Sebastopol donde se encuentra anclada la armada rusa del mar negro. Donald Trump habló también de recuperar el canal de Panamá a los que acusa de entregarlo al comercio chino y de adquirir Groenlandia a Dinamarca, el ánimo imperialista de los estadounidenses nunca se fue, ahí está resonando en la memoria el: “América para los americanos”. Entiéndase que para el vecino del norte los únicos americanos que importan son los anglosajones que vinieron como inmigrantes a colonizar el continente.
Y muy a pesar de que a todos los mexicanos nos agravie y nos une la animadversión por el personaje, villano de marras, prepotente, insolente, hay algo que no podemos negar, si somos un vecino terrible. Nuestra gente se brinca la barda cuando quieren y pareciera que además de alentarlos, promovemos la migración ilegal. Aunado a eso, siempre queremos culpar a los demás de nuestros problemas, lo cierto es que el tráfico de drogas principalmente proviene de México. ¿Cómo podríamos ocultarlo si todos vivimos en carne propia la propagación de la violencia y la incompetencia de las autoridades encargadas de combatir el crimen organizado? Sabemos de la existencia del fentanilo porque también hemos visto invadida nuestra cotidiana existencia con adictos a las drogas sintéticas de bajo precio y menor duración del efecto alucinante. La corrupción de los cuerpos policiacos en cualquier nivel es una realidad, lo sabemos, y lo peor, ya nos acostumbramos a los excesos, inclusive, sabemos que corrompen a políticos, empresarios y hasta clérigos. En México fuimos objeto de una intervención maliciosa del crimen organizado que incluye películas, series de televisión y diversas corrientes musicales que promueven y enaltecen las características de la vida narca, la buchonería en su máxima expresión. Eso no se logra en un corto período de tiempo, se requieren décadas para normalizar la violencia como algo inmanente a la naturaleza del mexicano. Fue necesaria la colaboración de los políticos de distintas ideologías y colores, panistas, priístas y morenos para construir estructuras de poder y vasos comunicantes entre sociedad y criminales.
Por otra parte, el gobierno de México siente la suficiencia moral para señalarle al único hombre en la sala con un arma todos sus defectos, hasta le restregamos en el hocico que el tráfico de armas es en gran medida el responsable de la violencia en México y eso ha complicado el combate a las células criminales que en ocasiones están mejor equipados que los cuerpos policiacos. ¿Se supone que eso debe significar algo para Donald Trump? Los Estados Unidos son una nación belicista y aman andar con el fierro colgado, la industria armamentista americana incluso se da el lujo de patrocinar campañas políticas. No seamos ingenuos, un país que produce armas necesita guerras para vender sus productos, pero entre más lejos estén de su frontera mejor, de las ciudades más violentas de México la mayoría están a unos metros de la línea divisoria, Matamoros, Laredo, Ciudad Juárez y Tijuana como ejemplo. Si la estrategia del gobierno mexicano será señalar los errores de la sociedad norteamericana, no será suficiente para llevar a la reflexión a un hombre que intenta consolidar un proyecto político que rebase su periodo y afiance su posición en el contexto mundial. Los oligarcas estadounidenses no quieren reconocer que China ya es la potencia económica del mundo y si para derribarlos tienen que llevar al mundo a una recesión, lo harán, no importa el costo y las consecuencias globales para la humanidad.
Lo más grave de la declaratoria de Donald Trump fue la afirmación de que el gobierno mexicano mantiene un pacto con los criminales que operan impunemente por todo el territorio nacional y que incluso, mantienen el control por extensas regiones. Ni siquiera fue una insinuación, un mensaje entre líneas, una sospecha velada, el comandante del ejército más poderoso sobre la tierra señaló a México de ser un narco – estado. Ante una afrenta de ese tipo no se puede ser prudente, Claudia Sheinbaum Pardo se verá obligada a ser muy precisa en sus posicionamientos porque ya está jugando en grandes ligas, no puede darse el lujo de claudicar ante el avasallamiento de la nación americana, el mundo la está viendo y nosotros también, estamos a pulso de enterarnos si Andrés Manuel López Obrador se equivocó con la decisión más importante de su carrera política. Al dejar una sucesora no sólo estaba entregando el poder político, sino que le confió a su fiel colaboradora todo su legado político, y eso no es cualquier cosa. Vamos, el tipo venció a los dos partidos mayoritarios en cosa de dos décadas, estructuras anquilosadas y arraigadas en la psique colectiva como el símbolo del poder político. El partido de la derecha (PAN) aún respira mientras el PRI agoniza, el problema es que no han encontrado una brújula, y tampoco un Caudillo, a Jorge Romero aún le faltan cicatrices, discurso, prestigio social y patrocinadores. Le falta ganarse la clase media y recuperar el espíritu combativo de los fundadores del Partido Acción Nacional.
Cuenta la leyenda que antes de que Roma fuera la capital del mundo antiguo y todos los caminos se dirigieran ahí, fueron conquistados por una tribu de galos encabezados por un jefe llamado Breno. Los derrotados romanos aceptaron las condiciones impuestas que incluían un tributo en oro, es sabido que al no mostrarse conforme con el pesaje el conquistador arrojó su espada sobre la balanza y pronunció la frase ¡Vae victis!. Su traducción “ay de los vencidos” nos deja claro que las condiciones no las pone el perdedor, sino el conquistador triunfante.
@gandhiantipatro