El hidrógeno, el elemento más ligero de la tabla periódica y uno de los combustibles más importantes, se ha convertido en una herramienta clave para motivar a las nuevas generaciones a estudiar Ingeniería Química en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP). Diego Carrión Sauri, estudiante de octavo semestre de esta carrera, comparte su entusiasmo por la ciencia a través de experimentos que muestran el potencial de la química aplicada.
Uno de los experimentos más llamativos que Diego realiza para captar la atención de los jóvenes es la creación de una “bomba de hidrógeno”. En este experimento, se coloca zinc en un globo y se sumerge en un matraz con ácido clorhídrico. La reacción química genera cloruro de zinc e hidrógeno, el cual se almacena en el globo. Al acercar una llama, el hidrógeno explota con una pequeña pero impactante detonación que sorprende a los asistentes. Este experimento demuestra cómo el hidrógeno puede liberar grandes cantidades de energía, a pesar de su tamaño y peso mínimos.
Además, Diego explica que, aunque el hidrógeno es abundante en la atmósfera, siempre está mezclado con otros elementos como oxígeno y nitrógeno, lo que hace difícil obtenerlo en su forma pura. Sin embargo, su relevancia como combustible, especialmente en la tecnología espacial, lo convierte en un recurso esencial.
Otros experimentos presentados incluyen demostraciones de cinética química, donde los estudiantes observan cómo una sustancia cambia de color al mezclarse con otra, ilustrando la rapidez de las reacciones químicas en cuestión de segundos. También utiliza indicadores como la fenolftaleína, que cambia de color dependiendo de si una sustancia es ácida o básica, para explicar cómo los compuestos interactúan en diferentes entornos.
Diego y su equipo no solo muestran experimentos clásicos, sino que también exploran aplicaciones innovadoras, como el uso de cáscaras de naranja para producir compuestos empleados en la industria de los perfumes. Estos proyectos resaltan cómo la química está presente en la vida cotidiana y cómo puede ser aprovechada para generar soluciones prácticas.
El estudiante también reflexiona sobre el uso del hidrógeno en contextos delicados, como las bombas de hidrógeno utilizadas en armamento, y enfatiza que la química debe ser una herramienta para el beneficio de las personas, no para la destrucción.
A pesar de los esfuerzos por motivar a los jóvenes, la Facultad de Ciencias Químicas ha enfrentado una disminución en las solicitudes de ingreso en los últimos años. Aunque la matrícula ha aumentado de 378 estudiantes en 2023 a 400 actualmente, iniciativas como las de Diego buscan despertar el interés por esta disciplina y mostrar el impacto positivo que la química puede tener en la sociedad.