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La palabra en el desierto es sobre todo atacada por voces de tentación. Thomas Stearns Eliot.

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Evidentemente que la puesta en marcha de las plataformas digitales que facilitan el servicio de transporte en la zona metropolitana de San Luis Potosí, trastoca los intereses menguados de los monopolios que mantenían secuestrada a la población por intereses oscuros ligados al poder político.


Por décadas, los sistemas de transporte colectivo se mantuvieron bajo la esfera de influencia de la nomenclatura predominante en el estado, nada escapaba de su control, tuvieron que aparecer mecanismos tecnológicos que rebasaron por completo la legislación vigente y el orden establecido por los intereses gremiales.


El estado mantuvo siempre una restricción, para con cualquier forma de organización colectiva, que pretendiera instalar un modelo que se opusiera al mecanismo de las mafias que sostenían el negocio del traslado de personas. Técnicamente, ofrecer un aventón a un amigo a cambio de cooperar para el gasto de gasolina, ya era un delito que se podría castigar con la confiscación del vehículo y hasta la liquidación de una multa considerable.


Ante el arribo de las armadoras de autos y las empresas “rémoras” que pululan alrededor de la gran industria se creó un mercado muy lucrativo con los contratos privados de transporte de personal, en cierta medida, la solución a una necesidad abrió el abanico de oportunidades para gente audaz que oportunamente, detectaron un nicho de negocio en la proveduría de servicios.


Lo que debía ser bajo el auspicio de la autoridad, se realizó a expensas de las empresas que requerían una respuesta inmediata a un problema que el gobierno no tiene capacidad de solucionar, en gran medida por incompetencia y en el resto, por conveniencia.
A medida que crece la demanda de servicios para las nuevas fábricas que no cesan de
instalarse en la zona conurbada de la zona metropolitana de la capital, los empresarios
inmersos en el ramo hubieron de profesionalizarse algunos, y diversificarse los demás. La
profesionalización no es una prioridad dada la creciente demanda, tal descuido, ha costado ya cientos de vidas de potosinos que murieron mientras eran trasladados a su centro de trabajo.


La incapacidad del estado para regular las diversas modalidades de servicios permitió que bajo el libre albedrío, se organizase anárquicamente un gremio que se apropió de los contratos de la naciente zona industrial, sin la mínima regulación. No solo se trataba de obreros, también ejecutivos que requerían el traslado y cuya modalidad requería de vehículos de lujo que si contendían con la oferta estipulada en la ley con el sistema de taxis. Sin embargo, la cantidad de concesiones que operaban en la ciudad ya eran insuficientes aún para la población en general, no tuvieron la capacidad para satisfacer la demanda. Su tiempo de llegada era demasiado y poco redituable, tomando en cuenta que los taxistas debían sujetarse al sistema de taxímetro, solo podían cobrar el viaje de regreso y con la tarifa establecida.


Uber llega a San Luis Potosí y como en la mayor parte de las ciudades de México, encuentra un sistema de transporte deficiente y limitado, vehículos que operaban con modelos hasta de diez años de antigüedad, era imposible que los ciudadanos rechazaran tan generosa oferta, comodidad en la solicitud y el pago, la era de los teléfonos inteligentes tomó por asalto a los funcionarios inútiles.

Fue más pronta y rabiosa la reacción de algunos taxistas que radicalizaron su malestar, con el tiempo serían relevados por comandos de intervención y confiscación de la secretaria de
comunicaciones y transportes. La empresa Uber, convenientemente cubría los gastos de multa y disposición de los vehículos afectados, sanciones que variaban de los treinta a los cincuenta mil pesos. Así es cómo operan las empresas que pretenden quedarse con un monopolio.


Dumping o comercio desleal, como guste usted.
La nueva legislación que pretende adecuarse a un método que ya opera sin restricción alguna, exige el registro de aquellos que pretendan proporcionar la atención del servicio, bajo la figura fiscal de persona moral y sujetándose al pago del 1.5 de los beneficios facturados. El estado ha cedido su papel regulador ante la autosuficiencia de la empresa, basta con establecer el registro para operar en cualquier zona del estado de San Luis Potosí, eso incluye zonas rurales con acceso a internet o tal vez incluso sin ello. Como dijo una famosa histrión de la política mexicana hace aproximadamente un año en sendo debate : ¿sabes lo que es el internet de las cosas?
Hubo de llegar una empresa extranjera para demostrar que los gobiernos son incapaces de
adecuarse al desarrollo de las nuevas tecnologías que invaden la vida cotidiana, los
ciudadanos entran con funesta algarabía a todo aquello que resulta novedoso, cómodo, útil.


Cambiamos del monopolio del estado en beneficio de una clase política corrupta y servil al
monopolio de una empresa transnacional que en cuanto sea totalmente dueña del espectro, autoregulará las tarifas, al fin y al cabo al estado solo le interesa cobrar el porcentaje establecido en la ley.


Pronto las tarifas serán reguladas por la más antigua de las leyes, la ley de la oferta y la
demanda, el capitalismo rampante y abyecto.
Sea pues Juan Manuel Carreras López, eres placebo inocuo, no convences una lágrima, no
frunces el ceño ante la adversidad, no te yergues, tienes la cabeza gacha, la moral derruida y la dignidad perdida.
@gandhiantipatro

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