La gentil dama
Solo la venganza redime. @gandhiantipatro
En la elección del municipio conurbado de la capital del estado se juegan muchos escenarios, Soledad de Graciano Sánchez ha sido el bastión y dominio de la familia Gallardo desde su ascenso al poder hace ya varios trienios, ya fueron alcaldes el padre, el hijo y un títere de pocas luces. Las tácticas con que opera las elecciones el clan gallardista les alcanzó para reelegir a Gilberto Villafuerte quien ahora buscará ser diputado federal bajo el auspicio de sus jefes. Nunca ha tenido conflicto alguno en reconocer su condición de vasallaje.
En primer intento por ser alcalde Ricardo Gallardo Juárez fue derrotado por el costumbrismo y la modorra pueblerina que siempre caracterizó a los habitantes del paraje. En pleno siglo XXI y Soledad seguía siendo un lugar a donde se arrojaban aguas residuales y regresaban en forma de hortalizas y productos lácteos. Con el paso de los años y ante la ausencia de un plan de desarrollo que definiera la vocación de la ciudad, el cambio se dio de forma anárquica y desordenada. La construcción de grandes desarrollos inmobiliarios de vivienda progresiva crearon inmensos dormitorios para los obreros que habrían de integrarse a la vida productiva como esclavos de la alta empresa.
En algún punto de la breve historia política de Soledad los habitantes – votantes de las colonias superaron a los naturales de la “cabecera municipal” y su zona rural, eso también creó una sobredemanda de servicios que las autoridades electas eran incapaces de satisfacer, en poco tiempo entraron en conflicto, la soberbia de los grupos políticos tradicionales, descendientes de los viejos caciques que desde su origen ostentaban el poder se vieron rebasados cuantitativamente. Solo hacía falta un valiente para romper el estado de las cosas.
Después de haber sido derrotado por Juan Manuel Velázquez Galarza alias el “ famy”, Ricardo Gallardo Juárez volvió con renovados bríos y nuevos amigos. La elección fue controvertida, se habló en su momento de la intervención maliciosa de gente ajena al municipio que recurrieron a técnicas violentas para desactivar a los operadores políticos del alcalde panista quien apoyaba al notario Gerardo Zamanillo. La operación fue tan exitosa que aún días después los partidarios del “famy” no sabían qué había sucedido y porque habían sido despojados del poder como al niño famoso de la historia que siempre es despojado de su dulce.
Las investigaciones de aquel incidente no arrojaron resultado alguno, porque nunca se presentaron las denuncias, sólo el clamor popular dejó en el ideario colectivo que Gallardo le había vendido su alma al diablo a cambio de gloria, dinero y poder. Aún así Ricardo Gallardo Juárez no llegó solo, lo acompañaron en la aventura una coalición de partidos que incluía grupos que históricamente habían sido desplazados y otros que pujaban por ganarse un espacio en el panorama soledense. En pocos meses, el nuevo cacique se deshizo de los aliados que lo apoyaron y no aceptaron someterse a las nuevas “condiciones de colaboración”.
Como todo cacicazgo debe ser hereditario, el nuevo capo di tutti capi no titubeó para imponer a su vástago Ricardo Gallardo Cardona como relevo en la alcaldía, ya habían transformado un ente burocrático e ineficiente en una próspera mina de oro. Todo salió de Soledad, desde el financiamiento de la exitosa aventura en la capital, hasta la alianza antinatural con los panistas en la elección presidencial de hace tres años que les dejó amores y sinsabores.
El papá Gallardo dejó el bastón de mando al hijo, cansado y vilipendiado por su derrota ante la intentona reeleccionista en la capital del estado. No pudo refrendar el triunfo obtenido en 2015 y peor aún, que fuera precisamente Xavier Nava Palacios quien lo venciera, terminó por acabar moralmente con el personaje y lo alejó de la vida pública. Nava Palacios había sido tres años antes la más zalamera de las mascotas del movimiento gallardista que asediaba la ciudad de San Luis Potosí. El “pollo” nunca olvida la traición de Nava, sabe que eso acabó con la dignidad y el espíritu de lucha de su padre, por ello tiene una foto del alcalde con licencia en la pared a la que son arrojados los dardos de la redención.
Aunque ajenos a las formas tradicionales de la política potosina, es indudable que las prácticas poco convencionales del “gallardismo” son exitosas, el mecanismo corruptor que por medio de técnicas de cambaceo permite establecer el vínculo para la adquisición de votos efectivos debería ya estar patentado. Funciona como una mancha voraz de promotores que ofrecen singulares beneficios y que después serán satisfechos en menor medida, pero provisionalmente les permite acceder al poder. Ya después algo se les ocurrirá y si no, hay más pobres a quien convencer con falsas promesas, esos nunca se acabarán.
Sin embargo, como todo sistema que parte de la improvisación y busca acceder al método y no viceversa tiene grandes vacíos, el “gallardismo” no genera cuadros políticos, es una marca comercial exitosa, pero tiene pésimos gerentes. El mismo Ricardo Gallardo Cardona exhibe sus limitaciones intelectuales en cualquier conversación, conoce lo necesario para sostener una idea falsaria, blandir una mentira y arrojarla a la multitud.
Se sabe que el equipo de profesionales de campaña que recién fueron contratados por su coordinador César García Coronado le han provisto de un apuntador por medio del cual le proveen de frases oportunas e instrucciones básicas, ahora Gallardo ha dejado de ser él mismo para convertirse en los que viven en él. Casi como aquel filme donde quien se arrojaba por un agujero terminaba provisionalmente dentro de la cabeza de John Malcovich.
En fin, en Soledad de Graciano Sánchez se juega todo, de donde es el origen. La candidata es Leonor Noyola, una mujer de muy limitadas capacidades intelectuales y que desde el senado de la república aportó poco menos de una cuartilla al diario de los debates. Por primera vez en mucho tiempo la estructura de la familia Gallardo se encuentra frágil, la riesgosa expansión en pro de la gubernatura ha fracturado las cosas entre los líderes del papá pollo y los fanfarrones del pollo junior. Los viejos gallardistas, despechados, han comenzado a voltear la mirada a otra parte, los que menos, optarán por ausentarse del proceso electoral.
La maestra Leonor es el ingrediente que faltaba en esta fórmula perfecta para el fracaso, como senadora nunca realizó labor social en el municipio y mucho menos se granjeó la simpatía de las huestes gallardistas, obvio, porque también eso hubiera alentado la desconfianza del jefe político. Puede ser que las ambiciones desmedidas de Ricardo Gallardo Cardona lo lleven acariciar la gloria, pero también es posible que provoquen el derrumbe del imperio que su padre construyó para él.
@gandhiantipatro