SANTA MARÍA DEL RÍO. – El fútbol, deporte que ha cautivado a generaciones en este municipio, cuenta con un capítulo especial en su historia gracias a la pasión y entrega de personajes que, a lo largo de las décadas, cimentaron las bases de lo que hoy es el balompié municipal.
Entre ellos destaca el nombre de Plácido Martínez, un electricista originario de Río Verde que llegó en 1965 y cuya llegada marcó un antes y un después en la organización del deporte local.
A mediados de los años 60, antes de que existieran las canchas y torneos formales, jóvenes y adultos se reunían en la plaza principal para improvisar partidos. Sin embargo, la llegada de Martínez y la creación de equipos organizados dieron un nuevo impulso a la práctica futbolística.
Figuras como Lorenzo Zamora, Jesús Juárez, Tomás y Sixto Ramírez, Jesús Cárdenas, Emilio Hernández y el propio Plácido Martínez fueron protagonistas de aquellos primeros equipos. Jugadores que brillaron en el Necaxa.
Con el entusiasmo previo al Mundial de Inglaterra 1966, un grupo de alumnos y profesores formó un equipo que más tarde se convertiría en los “Olímpicos”, con miras a participar en las Olimpiadas de México 68.
Entre sus integrantes destacaban Gilberto “El Tribilín” Rodríguez en la portería, Aarón Díaz en defensa, Artemio Juárez en el ataque y Benjamín Salazar, apodado “El Solito”, conocido por su potente golpeo de balón.
La década siguiente fue testigo del crecimiento del fútbol josefino. En 1968 se fundó la Liga Central de Futbol de San Luis, y para 1969 el equipo participaba en torneos intermunicipales frente a escuadras como Cachorros, T. Nueva, Villa de Reyes y Jaral de Berrios.
Esos encuentros, muchas veces disputados en el Plan de San Luis, se celebraban incluso en horarios inusuales, iniciando a las 6:00 de la mañana, con los jugadores viajando desde la madrugada para representar a su municipio.
Plácido Martínez, además de jugador, se convirtió en entrenador y pilar motivacional para decenas de jóvenes, siempre dispuesto a cubrir gastos de traslado o gestión de uniformes. Su labor desinteresada y su liderazgo le valieron el reconocimiento de la comunidad futbolística local.
Hoy, rememorar estas épocas no solo es recordar triunfos deportivos, sino también valorar la disciplina, el esfuerzo y la pasión que dieron identidad al fútbol de Santa María del Río.
Historias como las de Plácido Martínez y su generación son un legado que trasciende las canchas, inspirando a las nuevas generaciones a mantener viva la tradición futbolera del municipio.