Con el paso del tiempo, uno entiende que la gente no cambia, solo aprenden a mentir, al parecer los más honestos son aquellos necios que se aferran a sus ideas, obcecados mueren sin remordimientos por los reclamos de los demás, envueltos en una terrible agonía. Así fue mi bisabuelo Juan, el viejo murió de 106 años, fumó y bebió alcohol hasta el último día de su existencia. No es digno de encomio -dirán algunos- pero, tampoco es tan grave como parece, el tipo jamás se arrepintió y muchos menos se disculpó alguna vez -que yo sepa-, era terco como una mula y no iba por el mundo poniendo atención en los gestos de las personas, si tenía que liberar una flatulencia, lo hacía sin el menor pudor, si su necesidad era escupir, era mejor no estar cerca, y cuantas veces se le antojaba maldecir, los castos oídos de las beatas sufrirían un atentado a la razón. Juan era como aquel charrasqueado de la famosa canción, un típico borracho, pendenciero y jugador.
El viejo -de haber estado vivo- habría padecido la soledad y el juicio pernicioso de los modernos censores de la moral pública disfrazados de vigilantes de la corrección política imperante en el contexto nacional y mundial. No digo que todo lo que ahora concedemos como instrumentos normativos de la conducta para la sana convivencia entre los seres “sintientes” y pensantes -incluye animales domésticos, silvestres, plantas e insectos- sean malos, por el contrario, son exageradamente buenos. Lo justo y necesario ahora es ser emprendedor, progresista, vegano, animalista y dudar sobre la redondez de la tierra. El mundo es hoy más hipócrita que ayer, y mañana tendremos una aplicación conectada al teléfono midiendo que tan buenos ciudadanos somos y nuestro nivel de satisfacción. Quizás hasta una inteligencia artificial indicándonos cómo responder a los diálogos para estar integrados socialmente y no ofender algún apartado de los tratados internacionales firmados por nuestro país, últimamente corre uno el riesgo de ofender algún “elle” por no estar al tanto de su imprecisa definición geográfica. Me queda claro que la modernidad, nos exige ser falsarios y solo así sobreviviremos en un medio tan hostil como churrigueresco.
Y así arribamos a la última semana del sexenio, el momento que nunca pensamos que llegaría, algunos derraman lágrimas de felicidad, otros no caben de tristeza, Andrés Manuel López Obrador ha concluido esta etapa de su vida, pero no así su misión en la tierra. Su herencia política tiene un albacea y ese no está en la presidencia de la república, sino en la secretaría de organización de Morena. El presidente López ha roto con los paradigmas para reimplantar viejos esquemas de operación política, ha impuesto casi toda la semiología existente, su legado estará presente en los clichés que sus fanáticos repiten hasta la náusea. La cuarta transformación está inconclusa, pero nada la amenaza, los patéticos intentos de la oposición no le han hecho mella, ni siquiera en el senado de la república donde más cerca estuvieron de obstaculizar las reformas políticas que por voluntad presidencial se ejecutaron al vapor como antes lo hacía el partido revolucionario institucional -en las épocas de la presidencia imperial. No olvidamos que el PRI actuó con la misma prepotencia y celeridad cuando tuvieron el poder, ahora les tocó perder. Como dirían nuestros ancestros potosinos cuando se enteraban de la desgracia ajena: me alegro.
Aquí en la aldea, el gobernador se aburre en el palacio, nadie se le opone y a pesar de sus múltiples errores no tiene contrincantes a la altura, casi todos le sacan la vuelta como al bravucón del callejón, después de un siniestro traspié alguien le corrigió la plana, y ahora posee una mayoría absoluta en el congreso local, en gran medida gracias a la incompetencia de los coordinadores políticos de Morena en la entidad. La verdad es que los morenos son voraces, inexpertos y muy ilusos, pero además obtusos, no podrían ver la amenaza que los acecha porque están ocupados en riñas internas, son rehenes de sus berrinches e inexperiencia, es muy probable que les suceda lo mismo que en la LXII legislatura que con un tercio de los integrantes del congreso del estado sólo les ajustó para hacer el ridículo en el reparto de posiciones, por codiciosos y avorazados se quedaron como el chinito: “(%#&$@)” *frase censurada por ser políticamente incorrecta e inapropiada por tener un contenido racial*.
En el ayuntamiento de la capital el alcalde Enrique Galindo Ceballos se apresta a entregar la estafeta a ¡Enrique Galindo Ceballos! La semana previa a la transferencia de poder el alcalde concede una entrevista al periódico pulso donde habla de términos espinosos, incluso ofrece como primicia la noticia de la suspensión de algunos servidores públicos municipales de la dirección de comercio municipal, quizás se enteró que los familiares de las víctimas del accidente ocurrido en el antro Rich planeaban asistir a su ceremonia de investidura a protestar. Eso a pesar de que la barandilla que provocó la tragedia más bien era responsabilidad de la plaza donde estaba ubicado el establecimiento y también involucra a los servidores públicos que otorgaron la licencia de uso de suelo y al personal de protección civil municipal que firmaron el dictamen. Quienes han visto las declaraciones del alcalde sugieren que actuó con excesiva rudeza. También se refiere Galindo Ceballos a su futuro político y ahora sí advierte que va por la gubernatura y que buscará la candidatura primero por su partido el revolucionario institucional, aunque no se lleve bien con la dirigente estatal Sara Rocha y no comulgue con las formas de su dirigencia nacional encabezada por Alejandro Moreno. Suerte con eso, si algo tiene ese par, es que son bien pinches rencorosos.
En el congreso del estado “chicanean” la inclusión de Marcelino Rivera ordenada por el tribunal electoral del estado después de que la mesa directiva del congreso saliente y entrante se negaron a tomarle protesta por una supuesta inhabilitación del instituto de fiscalización superior del estado. Les dieron 48 horas para dar cumplimiento a la sentencia, pero socarrones, salieron con la batea de que están en “vías de cumplimiento”. A ver si al tribunal se le hace satisfactorio o si impone alguna sanción por considerar el desacato como una burla para la autoridad electoral. O sea, si el gobernador del estado necesitase la aprobación de alguna ley, o si llegase una reforma constitucional de esas que el senado de la república saca cada semana, tenga usted por seguro que habrían sesionado hasta de madrugada los diputados y la mesa directiva habrían ido a recogerla en persona hasta el palacio de enfrente. Pero vamos, tampoco se le puede pedir un poco de cortesía política y clase a los integrantes de la nueva legislatura. Apenas se están acostumbrando a la campanita esa que suenan los que están mero arriba en las sesiones del pleno.
Y aquí es donde le pregunto a usted estimado lector, ¿ha sido usted incongruente en los últimos días? -porque se está poniendo de moda.
@gandhiantipatro