Ataques de pánico, ansiedad y déficit cognitivo son algunas de las secuelas detectadas en pacientes hospitalizados y recuperados de COVID-19
Ataques de pánico, ansiedad y déficit cognitivo son algunas de las secuelas detectadas en pacientes hospitalizados y recuperados de COVID-19 en el Hospital de Infectología del Centro Médico Nacional La Raza, del Seguro Social.
Júbilo expresan familiares de personas hospitalizadas cuando ven salir a un paciente dado de alta por COVID-19.
La hija de una señora de la tercera edad agradece los aplausos, ya que su madre pasó 13 días internada en el Hospital de Infectología de La Raza, un día antes su padre también recibió el alta.
Ser dado de alta por COVID-19 puede requerir que muchos pacientes continúen con tratamiento médico, necesiten oxígeno en su casa y rehabilitación.
“Me mandaron a mi domicilio con oxígeno. Al principio usaba el oxígeno las 24 horas y empecé con rehabilitación, ejercicios de respiración como inspirar por la nariz en forma lenta, más o menos que tarde unos seis segundos, y al mismo tiempo, digamos que al meter el aire tiene que sacar el abdomen y después sacar el aire por la boca contrayendo el abdomen tenía temor, decía voy a estar normal como antes, voy a quedar con secuelas”, comentó Gabriela Miralrío, médica recuperada de COVID-19.
En el Hospital de Infectología de La Raza, se han detectado diversas secuelas, las cuales dependen de la gravedad y la edad, señala Daniel Pérez Larios, médico internista e infectólogo.
“Las personas que son mayores o adultos mayores tienen un poquito más de secuelas respecto a déficit cognitivo, pueden tener problemas de la memoria y las personas que son un poquito más jóvenes tienen más problemas respecto a ataques de pánico o ansiedad. Pueden tener mayor depresión, se han quejado de que no se pueden concentrar bien”, dijo Daniel Pérez Larios, médico internista e infectólogo.
La huella de haber padecido COVID-19 también queda en personas que no necesitaron hospitalización.
Movimientos limitados en el brazo derecho y fatiga ante cualquier actividad son las secuelas de Tomás, una persona de la tercera edad.
En mayo dio positivo a COVID-19 y desde entonces el dolor del brazo no se le ha quitad, los médicos le expresan que estos efectos serán pasajeros pero no le dicen en que tiempo van a desaparecer.
Tomás considera que el ejercicio que realizaba de forma constante le pudo ayudar a no tener problemas respiratorios mientras tuvo COVID, pero eso no lo salvó de quedar con secuelas.
Daniel Pérez, infectólogo del Seguro Social, señaló que los recuperados de COVID-19 deben seguir en vigilancia médica y ser canalizados con los especialistas indicados sobre todo por efectos endocrinos y neurológicos que puedan quedar.
Detalló que al inicio de la pandemia en México, en Infectología del Centro Médico Nacional La Raza los pacientes hospitalizados tenían entre 40 y 60 años de edad, en la actualidad predominan los mayores de 60.
Asimismo, pidió no perder de vista a los familiares de pacientes con COVID-19 por el desgaste emocional que enfrentan.