Es imposible no indignarse por la muerte de Carlos Manzo. Posiblemente muchos de ustedes no sepan de quien hablo, pero quiero pensar que la mayoría han escuchado que fue hasta el día de ayer, el alcalde del municipio michoacano Uruapan, un lugar asolado por las constantes disputas entre organizaciones criminales que mantienen a la población como rehén y a las autoridades civiles bajo asedio constante. Carlos Manzo llamó la atención recientemente por una mención en la conferencia matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, una reportera indujo la respuesta de la presidenta de la república cuando le preguntó su opinión -sin contextualizar previamente- sobre unas declaraciones públicas del alcalde de Uruapan donde afirmaba que habría instruido a los elementos policiacos municipales a “abatir” a los delincuentes -si es que las circunstancias lo permitían. Sheinbaum respondió de bote pronto, sin conocer el contexto o el tono de la supuesta arenga, claro que cambian el sentido de las palabras si algo se dice en una entrevista de radio o radio televisión, o si es un mítin político en campaña. En ocasiones una expresión verbal es producto de la furia o indignación que provoca la impotencia de ser el alcalde de un municipio violento, marcado por la corrupción institucional, la indolencia de la autoridades estatales y federales pero que además, un día antes había sufrido un enfrentamiento violento entre dos facciones rivales y que en el fuego cruzado habría muerto una ciudadana inocente, esas cosas no se pueden digerir tan fácilmente, y eso es lo que motivó el encabronamiento del personaje. Su respuesta a la presidenta fue mucho más clara y precisa, con una contundencia tan inesperada que hizo tambalear a los responsables de la imagen pública de la oficina de la presidencia. Ningún otro incidente político ha puesto en ciernes a los expertos en comunicación que asesoran a la presidenta de México. Sin quererlo, Manzo había logrado algo que la oposición política en México ha sido incapaz, penetrar con un discurso moral las redes sociales en México y exhibir las deficiencias de la política de seguridad de Omar García Harfuch -ahora tan de moda.
Mientras el senador panista Ricardo Anaya (riquín canallín) se esmera por ser disruptivo con su discurso lloroso y ese estilo moralino, el oficialismo responde con gráficas y estadísticas que afirman que por el contrario, que se han reducido las muertes violentas en México. Carlos Manzo advirtió sobre el peligro latente de una guerra civil en México, estamos a dos pasos de una disolución social. Los mexicanos están hartos de los políticos que prometen lo mínimo – necesario para mantener sus privilegios. Es fácil para un político de la Ciudad de México hablar de los derechos humanos, el debido proceso y las causas del delito cuando se encuentran a kilómetros de distancia de donde la vida deja de tener sentido. Hay un México que los políticos no atreven a mencionar por su nombre, no importa si en una región se llaman cártel de los globos y en otra los piojos locos, es el México sangriento, el que no conoce los límites, incluso si hablamos de Zacatecas, Sonora o San Luis Potosí, en este lejano páramo de nuestra inconsciencia solo hay dolor, sangre derramada, miseria y desesperanza -no hay estado de derecho. La presidenta de México se tardó un día en lamentar el suceso trágico, probablemente su equipo de comunicación se lo recomendó hasta que se percataron del impacto de la noticia en las redes sociales. Si no hay un control de daños, las palabras de Carlos Manzo llegarán a lo más profundo de la psique colectiva y sabemos que un pueblo que piensa es el peor enemigo de un régimen autoritario. Los mexicanos que votaron de manera avasallante por Morena en la pasada elección, también lo hicieron por una caterva de pelmazos e inimputables. En una breve búsqueda por la red, cualquiera puede encontrarse algo que no se refleja en una encuesta, el nivel de estupidez de los representantes populares electos por Morena, la mayoría de ellos ni siquiera son capaces de leer correctamente la palabrería absurda que les dictan desde el centro como parte de la liturgia morenista.
Mientras escribo estas líneas se sabe que un nutrido grupo de ciudadanos indignados realizaron una toma del palacio de gobierno en Morelia, la capital michoacana, acusan al estado de ser los responsables del cruento asesinato. Como suelen aludir los morenistas siempre que se habla del pueblo rabioso y decidido, tal vez liberaron al tigre. Por su parte el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla acudió al funeral del alcalde asesinado solo para comprobar de primera mano el repudio de la gente, inclusive, circula un video donde una mujer lo abofetea y le grita asesino. Tarde se dio cuenta el gobernador de su error y entre gritos y abucheos salió presuroso del lugar custodiado por un nutrido grupo de escoltas fuertemente armados. ¿Acaso no hubo nadie que le advirtiera que esa era una idea muy pendeja? En el sepelio en plena plaza de Uruapan la esposa de Carlos Manzo habló con voz entrecortada pero firme, Grecia Quiroz elogió al hombre que deja en la orfandad a sus hijos por un ideal y que creía que se podía revertir el grave daño que sufre la sociedad mexicana y se refleja en gobernantes corruptos, indolentes y cobardes. Con el profundo dolor de un pueblo a cuestas, la valiente esposa del alcalde asesinado afirma que “quienes apagaron su voz, no apagaran la lucha”, porque el legado de Carlos Manzo perdurará más allá de su finita existencia y el llamado “movimiento del sombrero” debe continuar y darle voz a un pueblo abandonado. Por su parte el secretario de seguridad pública Omar García Harfuch en conferencia de prensa asegura ya tener varias líneas de investigación y de paso hizo del conocimiento de la opinión pública que el alcalde Carlos Manzo contaba con una escolta de 14 elementos de la guardia nacional, es el momento menos oportuno para dar a conocer ese dato pues, no fueron suficientes para evitar que un asesino solitario le arrebatara la vida. ¿Los elementos de la guardia nacional que protegían a Carlos Manzo fueron incompetentes o facilitaron el desenlace trágico?
No cabe duda de que el personaje se había vuelto incómodo, y no sólo para las organizaciones criminales que operan en la zona de Uruapan, también para el gobernador morenista Alfredo Ramírez Bedolla que intentaba paliar la crisis de inseguridad que ya suma en su período de gobierno a seis alcaldes asesinados, los últimos dos recientemente, Martha Laura Mendoza de Tepalcatepec y antes, a Salvador Bastida García de Tacámbaro. El arzobispo de Morelia Carlos Garfias Merlos reconoció que el gobierno de Ramírez Bedolla se encuentra rebasado ante la ola de violencia que azota a Michoacán y que la estrategia de seguridad resultó fallida. El representante religioso reiteró que seguirá haciendo “el llamado desafiante para la construcción de la paz”. Los políticos están actuando conforme a un guión, y confían plenamente que después de unos cuantos días el nombre de Carlos Manzo solo será uno más de los cientos de alcaldes asesinados. Como él mismo lo dijo en una entrevista, que veía en su futuro tres probables escenarios políticos, la cárcel, porque no ignoraba que había tocado intereses políticos importantes, la muerte, por haber denunciado y enfrentado los grupos criminales, y el éxito. Los mexicanos debemos hacer patente nuestra inconformidad para que los encargados de diseñar las políticas públicas en materia de seguridad reaccionen, lo que están haciendo está a la altura de Andrés Manuel López Obrador, Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón Hinojosa. Si acaso somos una nación de hombres y mujeres justos, mañana debería amanecer de luto este país, porque un hombre que se atrevió a decir la verdad está muerto, y lo mataron las balas, pero mañana lo puede matar el olvido y todos seremos cómplices.
A la presidenta de México Claudia Sheinbaum Pardo no sé si pedirle o exigirle algo, quizás ella misma ya descubrió que es imposible dominar a la bestia y que el sistema puede purgarse, pero no cambiará nada conservando a los mismos mandos camaleónicos. La cuarta transformación de México es una entelequia.
@gandhiantipatro













