Ciudad Maderas

El traidor

El mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan. Arnold J. Toynbee.

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En las proximidades de la elección más trascendental en la historia de México el país está hecho un desmadre, no sabemos si porque el presidente así lo quiere o porque no puede controlar ni a su propio partido. Andrés Manuel López Obrador tiene a los mexicanos divididos, el ánimo de confrontación está presente hasta en las mesas familiares; en el cumpleaños de la abuelita; en el velorio del tío borracho. Es común encontrarse en cualquier discusión un partidario de la llamada cuarta transformación y un acérrimo enemigo del presidente. Los fanáticos de Andrés Manuel la tienen fácil, solo tienen que repetir hasta la náusea algunas frases trilladas, sobre todo mi favorita: no mentir, no robar y no traicionar al pueblo. Es muy parecido a aquellos años cuando los priístas se querían lucir en alguna alocución y recurrían a la famosa frase, “la forma es fondo”.

Toda proporción guardada porque los políticos de ahora son muy limitados desde el punto de vista intelectual. Su cultura política se limita a repetir un breviario muy elemental y compartir videos por las redes sociales. Nadie se toma la molestia de corroborar algún dato histórico mencionado por el presidente López en sus conferencias matutinas o hacer su propio ejercicio mayéutico para llegar a una conclusión lógica, argumentativa y congruente. Los morenos se dicen de izquierda, pero difícilmente podrían explicar la base ideológica de su pensamiento político, y si en la praxis es coincidente con el discurso oficial. Al presidente no le gusta explicar las cosas, es partidario del dogma, allá su sacerdotes tendrán que esforzarse por explicar la liturgia con fundamentos teológicos que no existen. Más aún porque todos sabemos que lo que permea en los altos niveles del poder en México es el pragmatismo, simple y llano, -cada vez resulta más complicado justificar los devaneos presidenciales.

En San Luis Potosí los morenos son prácticamente inexistentes, nadie los respeta, juegan en ligas menores. Y la verdad es que además de sus deficiencias, es característico su comportamiento infantil. La mayoría de los conflictos tienen su origen en actitudes groseras, soberbias y de malos modales. Hasta parece que fueron criados por barbajanes y barraganas. Un ejemplo tácito es el proceso de ascenso y caída de Gabino Morales, su fascinación por Leonel Serrato y como el grupo que pudo haberse consolidado de la mano de la gestión presidencial, se disolvió en malos términos. El súper delegado de la secretaría del bienestar no pudo crecer a pesar de conducir la política social del gobierno federal. Sus operadores políticos no crecieron, y eso que tuvieron en sus manos el reparto de las vacunas del COVID y los programas “sembrando vida”, “jóvenes construyendo el futuro” y “la escuela es nuestra”. Tal vez nunca sepamos si fue la inexperiencia, la corrupción o simplemente la vanidad de Gabino Morales, todavía hoy conserva su característica altanería y su pose de sabelotodo que le inculcó el funesto notario -ahora en desgracia.

Gabino Morales pasó de ser el consentido del presidente en San Luis Potosí al noveno de la lista plurinominal federal de la segunda circunscripción. Las expectativas del grupo político que encabezó el delegado de la secretaría del bienestar estaban por encima de la senaduría y la alcaldía capitalina para Leonel Serrato, además de posiciones en todo el estado, regidurías, diputaciones, incluso soñaron con alcaldías de las grandes. Pasada la tormenta todo estaba en ruinas, se prepararon para todo menos para una negociación hostil. Los morenos llegaron completamente divididos a una mesa de negación, (porque nunca hubo negociación, solo jaloneos) todo lo que pedían tenía un, pero. Rita Ozalia Rodríguez y Mauricio Rodríguez fueron incapaces de contener la voracidad de los verdes, todavía hoy se preguntan cómo pudieron permitir que, de los seis municipios importantes del estado, cuatro van en coalición y el candidato/a lo propuso el partido verde y en los dos restantes, cada quien va por su lado, -bonito negocio. Rita sacó su tajada, la candidatura al senado y el cuarto distrito federal para un amigo muy querido, lo demás se quedó al garete.

En sustitución de Gabino en la secretaría del bienestar asumió el poder un subalterno también de apellido Morales, un patético personajillo que creció a la sombra de su jefe, sin mayor mérito que ser un pusilánime quitapelusas. Guillermo Morales llegó al poder bajo el auspicio de Rita Ozalia y su poderosa hermana. Desde el primer día no ha tenido un día de descanso, socarrón y arrogante se dedicó a perseguir a la gente leal a su exjefe con tan mal tino, que se ha visto involucrado en escándalos mediáticos que sin duda perjudicarán el resultado de la elección. Tanto Memo Morales como un subordinado fueron grabados en situaciones distintas, pero igual de graves. En un audio filtrado a la prensa se le puede escuchar prometiendo permanencia a los empleados que se metan de lleno a conseguir votos para la cuarta transformación. La arrogancia en una persona ilustrada es algo natural, pero en un pelmazo, la jactancia es de mal gusto y marginal.

Memo era el más fiel colaborador de Gabino Morales, entiéndase por fidelidad, el servilismo desproporcionado de un ujier que es capaz de quedarse de pie y con la mano extendida, hasta que su jefe le asiste la gracia de tomar lo que se le entrega como una ofrenda. Al final, su traición valió la pena, la esposa de Guillermo Morales fue colocada en la segunda diputación plurinominal del estado y él por su parte anda ofreciendo la estructura del bienestar al mejor postor, -aprendió del mejor. El timorato Morales se esmera por acabar con el grupo de Gabino Morales y sueña con repetir en la titularidad de la secretaría del bienestar bajo el mecenazgo de Rosa Icela Rodríguez. Sin embargo, está a punto de aprender que la política es muy sucia y que quien traiciona, sufrirá las consecuencias en un ciclo infinito de maldad. O lo que el filósofo Immanuel Kant llamó el imperativo categórico.

@gandhiantipatro

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