El viernes, en un ataque sin precedentes, Irán disparó decenas de misiles balísticos y drones hacia Israel, en represalia por los bombardeos del día anterior contra instalaciones nucleares y líderes militares iraníes. Sirenas antiaéreas resonaron en todo el país y se ordenó a la población refugiarse.
Rescatistas confirmaron al menos siete personas lesionadas en el centro del país, con daños materiales en Tel Aviv y Jerusalén. Explosiones fueron reportadas en ambas ciudades, dejando columnas de humo detectables incluso por medios internacionales.
La Guardia Revolucionaria Islámica iraní anunció que los misiles alcanzaron múltiples objetivos en territorio israelí. Según su líder supremo, Ali Jamenei, “Israel no saldrá indemne”, y ratificó que este ataque no será ni simbólico ni limitado, al advertir que su país no actuará con medias tintas.
El ataque profundiza una espiral de tensión iniciada con la ofensiva aérea israelí contra cerca de 100 sitios en Irán —denominada “Operación León Creciente”— que incluyó instalaciones nucleares como Fordow y Natanz, bases militares y científicos de alto perfil, con cientos de víctimas entre militares y civiles. Israel, por su parte, recurrió a su defensa antimisiles, incluida la Cúpula de Hierro, y afirmó que contó con asistencia de EE.UU. para interceptar algunos proyectiles. Sin embargo, varios misiles lograron impactar en zonas urbanas.
La escalada ha encendido alertas a nivel mundial: la ONU convocó una sesión de emergencia del Consejo de Seguridad y los líderes de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania y otras naciones hicieron un llamado urgente a la moderación y la diplomacia. El secretario general António Guterres pidió “máxima contención”, mientras la Agencia Internacional de Energía Atómica advirtió sobre riesgos de daño nuclear colateral.
En este contexto, el presidente Emmanuel Macron reiteró el apoyo defensivo de Francia a Israel, advirtiendo a Irán que cualquier ataque sería enfrentado; Alemania y el Reino Unido también reafirmaron el derecho israelí a defenderse, bajo condiciones estrictas de moderación. Rusia, por su parte, denunció los ataques israelíes como “injustificados” y anunció una postura crítica ante lo que calificó de violación al derecho internacional.
La comunidad internacional vive una jornada de tensión máxima, con mercados financieros y mercados energéticos afectados. La conflagración entre Irán e Israel marca un punto de inflexión en la inestabilidad de Medio Oriente, poniendo en riesgo la contención de un conflicto de alcance mucho más amplio.
