En el Centro de Reinserción Social de La Pila, decenas de mujeres viven encarceladas sin sentencia, muchas en espera de juicio por años. La activista Fátima Gamboa señala que la prisión castiga la pobreza y deja a sus hijos en el abandono, con un 40% de las internas en prisión preventiva y el 65% cumpliendo condenas por delitos menores.
Gamboa expuso el caso de Rosa, una mujer que, por necesidad, transportó un paquete sin conocer sus consecuencias. Ahora lleva dos años encarcelada sin sentencia, reflejando un sistema que castiga con mayor dureza a las mujeres vulnerables, especialmente indígenas, quienes en un 58% de los casos están presas sin condena.
Las condiciones en los penales agravan la situación. En La Pila, las reclusas han denunciado falta de productos de higiene y atención médica, mientras que la reinserción sigue siendo un reto, pues al salir enfrentan discriminación y rechazo.
La activista advierte que la solución no está en más cárceles ni castigos más severos, sino en garantizar derechos y oportunidades antes de que estas mujeres sean criminalizadas, evitando que la pobreza siga siendo una sentencia de por vida.