ZARAGOZA, S. L. P. – Ensangrentado dejó el municipio de Zaragoza la ahora ex alcaldesa, Paloma Bravo García, sumido en la inseguridad y, sin obras de relevancia que se hayan realizado durante su gestión. Nada de lo que ofreció durante su campaña cumplió, en sus videos promocionales se definía como una mujer preocupada por la inseguridad que se vivía, donde; “nadie puede salir de noche siquiera a la tienda”.
En sus mensajes aseguraba; “Soy una mujer valiente, profesionista y preparada. Nuestro Villa de Zaragoza necesita un cambio. Pondré toda mi preparación para que a nuestro municipio vuelva a ser seguro, detonaré el turismo y las oportunidades laborales para nuestros jóvenes”.
Dejó solo una empresa instalada y otra que está en construcción, pero fueron producto del trabajo de las autoridades estatales, de la Secretaría de Economía, igual, presumió la adquisición de dos camiones para la recolección de basura, se le olvidó decir que uno de ellos está en comodato por parte del gobierno municipal capitalino, no son patrimonio del municipio.
No dejó pasar por alto que llevó a Zaragoza grupos musicales de renombre, sus preferidos, pero no dijo cuánto costó la presentación de esos grupos al pueblo, porque al final son lo que pagaron los caprichos de la entonces alcaldesa. Aunque sabe del rechazo generalizado a su gestión, agradeció; “el apoyo incondicional”. De haber sido cierto ese apoyo que presume, doña Chuya habría sido su sucesora.
La única obra que hizo, con recursos del municipio, fue una guardería y la presentó como “algo histórico”.
Dijo haber dejado sentadas las bases para que la próxima administración haga obras, porque dejaron prácticamente la mesa puesta. Dice haber cuadruplicado el ingreso pago de catastro y la recaudación del mismo servirá a la administración entrante para hacer obras.
También informó del Centro de Monitoreo Municipal, donde con cámaras de videovigilancia en 35 puntos del municipio se vigila, pero olvidó que durante su administración se dieron bastantes ejecuciones, incluso a plena luz del día. Se fue y dejó tras de sí una estela de sangre y desapariciones.
