El territorio donde se encuentra asentado el municipio de Zaragoza estuvo habitado en la antigüedad por indígenas salvajes llamados genéricamente chichimecas entre los que había diversas tribus o parcialidades que ocupaban diferentes regiones del altiplano potosino, los misioneros y conquistadores del siglo XVI, los refieren con los nombres que tenían y la región donde se encontraban.
El primero en llegar a estas tierras del ahora municipio fue el franciscano fray Juan Bautista Mollinedo a quién tanto debe la cristianización de extensísima región del oriente del territorio potosino; es increíble el ámbito de sus trabajos de evangelización que llevo a cabo por largos años.
La Legislatura del Estado consideró que las circunstancias favorables habían sido constantes durante muchos años anteriores y tuvo a bien dictar su decreto Nº 79 promulgado el 3 de noviembre de 1882 por el gobernador Pedro Díez Gutiérrez, cuyo texto es como sigue:
Artículo 1º.- Se erige en cabecera de municipalidad, la población de San José de la Carrera, bajo el nombre de Zaragoza.
Artículo 2º.- Los términos legales de su comprensión serán: por el norte la Hacienda de la Sauceda de San Antonio; al oriente Río de la Parada, propiedades intermedias entre este río y Rancho de Santa Eduviges, Arroyo Hondo y Cabra, Ranchos de Álvarez, Rancho Nuevo, Rancho de los Llanitos y Aguacatal, Rancho de la Ciénega de Trigo y Rancho de Salto del Agua y Cenicera. Y demás puntos comprendidos en la circunscripción de tres y media leguas por radio; al sur los Ranchos de Alberca de los Cerritos, Rancho de la Puerta de las Flores, Rancho del Durazno y Puerta de la Gobernadora y Venadito, Rancho del Coyonoste y los demás puntos dentro del mismo radio.
Artículo 3º.- En la municipalidad de Zaragoza habrá ayuntamiento compuesto de un Presidente, cinco regidores y un síndico; un alcalde propietario y un suplente.
Por otra parte se le agregaron al municipio de Zaragoza, seis congregaciones que pertenecían al municipio de la capital, según se verá por el decreto dictado en mayo de 1977.
Durante el Porfirismo siguió progresando el reciente municipio de Zaragoza, se construyeron algunas mejoras materiales en la cabecera: en 1891 se ensanchó la plaza, los andadores del rectángulo, se pavimentaron de ladrillo, así como las del centro y comenzaron la plantación de jardines.
Don Ramón Othón se constituyó en esta época como el principal comprador de manufacturas de Jarcia de Zaragoza y además estableció ahí un taller en el que hombres y mujeres trabajaban ganando buenos jornales, según consta en un reportaje titulado Villa de Pozos que se publicó en el periódico El Estandarte, edición del 9 de julio de 1896.
A fines del año 1900 se levantó un censo en el municipio de Zaragoza en el que se registró que toda la municipalidad tenía 9,162 habitantes en tanto que la Villa Cabecera contaba con una población de 2,133 personas.
En el año de 1919 se registró en la Villa de Zaragoza un sangriento acontecimiento que conmovió la opinión público, pues de la manera más salvaje fue materialmente despedazado por la turba popular un individuo llamado Juan Galván que había cometido el acto sacrílego de robarse el manto y los “milagros” de oro y plata que ostentaba la veneradísima imagen de San Antonio de la Iglesia de la Villa. La noticia fue publicada en el periódico potosino “La Razón” del 12 de julio de 1919, allí se dijo que el ladrón había sido aprehendido por la policía y ya estaba internado en la cárcel pública cuando enfrente de las oficinas municipales se fue acumulando una furiosa multitud enardecida que invadió el edificio exigiendo el castigo del preso.
Entre 1943 y 1949, comenzaron en el municipio de Zaragoza los trabajos de extracción de la fluorita por la Compañía Minera Las Cuevas, estos por entonces deberían de haber sido en la simple categoría de reconocimiento de los yacimientos que después resultaron suficientes a montar allí las instalaciones convenientes que se hicieron hasta alcanzar las proporciones que ahora tienen allí, según progresiva superación de la explotación.
